TRATAMIENTO. Suicidio, un tema que exige responsabilidad y respeto

Patricia Caporalín, licenciada en Psicología, brindó sus reflexivos aportes en relación a los medios de comunicación y el tratamiento que mediáticamente se le da al tema del suicidio, de qué manera debería hacerse y cómo debería tratarse correctamente tan delicado asunto.

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En un intento por abordar la compleja y delicada cuestión del suicidio, Patricia Caporalín, licenciada en Psicología, compartió por FM Master’s sus agudas observaciones sobre el papel de los medios de comunicación y cómo se debe tratar adecuadamente este tema tan sensible.

Según Caporalín, el suicidio es un fenómeno que afecta a la sociedad y, lamentablemente, se encuentra entre las principales causas de mortalidad, no solo en el mundo en general, sino también en la región de Tierra del Fuego. En la entrevista, enfatizó que hablar del suicidio no necesariamente aumenta o disminuye las tasas de suicidio, pero la forma en que se aborda el tema puede tener un impacto en la conciencia pública y en la generación de redes de apoyo.

“Lo primero que hay que pensar no es tanto qué se dice, sino desde qué lugar se lo dice. Una de las cosas que tanto se plantea cuando se habla de suicidio es ojo con hacer del suicidio un espectáculo’”, destacó Caporalín.

La psicóloga argumentó que es fundamental comprender que el suicidio no siempre está vinculado a la depresión, a pesar de la percepción popular. Puede haber múltiples factores y complejas circunstancias detrás de un acto suicida.

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Patricia Caporalín, licenciada en Psicología.

El suicidio no es un acto de valentía, como a veces se ha erróneamente afirmado. Caporalín abogó por un cambio en la terminología utilizada para describirlo, reemplazando la palabra “valentía” por “impulso”. El suicidio, según ella, refleja tanto un sufrimiento personal como una falta de salud mental suficiente para prevenir el acto: “actuar por impulso que no ha podido estar procesado adecuadamente por el aparato psíquico o mental no es un acto de valentía, es un acto de padecimiento, por un lado, pero también de falta de salud mental suficiente para poder haber evitado ese acto”, consignó.

La relación entre el suicidio y conceptos como el amor también fue examinada por la licenciada, quien argumentó que asociar el suicidio con el amor es un error fundamental, ya que, en su esencia, el suicidio implica una falta de amor por la vida, uno de los principales motores de la existencia humana: “Asociar la palabra suicidio a amor es un error garrafal, porque el suicidio justamente tiene que ver con un acto de una persona que tiene algún trastorno de salud mental, que viene padeciéndolo obviamente y desde una historia personal subjetiva ayudada o no por condiciones sociales equis, pero que justamente si hay algo de lo que habla es de la falta de amor, porque el amor a la vida es uno de los principales motores que nosotros tenemos” señalo también.

La psicóloga mencionó las teorías de Sigmund Freud sobre las pulsiones de vida y muerte. En el suicidio, lo que falla es la pulsión de vida, y es esencial comprender que no se pueden conocer plenamente las causas detrás de un suicidio específico: “Justamente lo que no funciona en el suicidio es esa ligadura que permite la pulsión de vida, más allá de cualquier traspié que pueda haber”.

La psicóloga también argumentó que si bien las personas pueden enfrentar situaciones traumáticas y estresantes, no todos tienen los mismos recursos psicológicos para lidiar con ellas. La salud mental de un individuo y sus recursos subjetivos desempeñan un papel crucial en su capacidad para enfrentar desafíos: “A nivel subjetivo pasa cuando vos tenés un problema muy grave, ya sea quiero mucho alguien que no me quiere, acaba de prenderse fuego a mi casa, me acabo de enterar que tengo una enfermedad, lo que sea. Con qué recursos vos contás para resolver la situación traumática o conflictiva es un tema subjetivo”.

En última instancia, la licenciada Patricia Caporalín subrayó que el suicidio es un fenómeno altamente subjetivo y que nadie está realmente en condiciones de comprender completamente las razones detrás de un acto suicida. Los medios de comunicación, por lo tanto, deben abordar este tema con empatía y responsabilidad, evitando cualquier morbosidad o sensacionalismo.

“Todo lo que se hable por fuera de eso son morbosidades son proyecciones de las personas según qué les moviliza, porque el suicida nos pone a nosotros, los que seguimos vivos, en una posición de profunda impotencia, porque cometió un acto que es irreversible, que nos implica y que no tenemos ganas de que haya sucedido” concluyó.