El actor ushuaiense Mariano Torre, luego de pasar tres días en el núcleo del incendio que está consumiendo el bosque en el corazón de la isla, comparó la imagen con la genial obra de J. R. R. Tolkien. Ya está pensando en una campaña de reforestación.
El actor fueguino, Mariano Torre, también reconocido como activista medioambiental, pasó unos días en la provincia donde tuvo la oportunidad de sobrevolar la zona del Corazón de la Isla que está sufriendo un dramático incendio. Participó y colaboró con un grupo de vecinos de la zona que, a brazo partido y con casi nula experiencia y recursos, combaten cuerpo a cuerpo el fuego en un bosque que se consume.
“Es tremenda la sensación, es desolador ver ese bosque quemado, con todos los nidos y madrigueras llenas de pichones que nacen ahora para llegar grandes y volar en la llegada del invierno” describió inicialmente el triste panorama Mariano. Sentidamente, por FM Master’s el actor evocó “los bosques con olor a muerte, ese olor a incendio, madera quemada y mojada y humo que queda impregnado en la nariz”.
Mariano estuvo viviendo durante tres días en una casa de La Rinconada, trabajando codo a codo con los hombres y mujeres, civiles, que se cargaron espontáneamente la defensa del bosque sobre sus hombros: “lo que vi es amor en ese lugar. Es estar 24 horas dispuestos a salir, varias mujeres que tienen casa ahí, vecinas que se acercaron a cocinar y lavar sin parar para que un grupo de 40 personas, en su mayoría civiles con o sin experiencia, están esperando que aparezca un foco nuevo” para salir a combatirlo.
Relató cuando alguien percibía un nuevo foco y cada cual “salía a hacer lo que tenía que hacer, cargar agua, preparar camionetas, salir con las mochilas, motosierras, cuatriciclos, llevar la bomba. Un nivel de organización maravillosa”.
Además de en La Rinconada, Torre pudo recorrer el sector de la ex estancia Carmen y Los Cerros, además de poder ver el desastre desde arriba: “Lo que hizo la gente de Carmen, Sebastián Ruiz y un grupo de amigos, te juro que es de película, dan ganas de llorar, abrazarlos y decirles gracias porque literalmente todo el tiempo se jugaban la vida”.
Dedicó un párrafo luego a “altos funcionarios de Ambiente”. Dijo que “para ellos está todo correcto el operativo”. Evitó pronunciarse al respecto, sobre todo por desconocimiento. Pero lo que sí afirmó fue que “si todos esos lugares no estaban coordinados por los civiles, hoy estábamos llorando muchas más pérdidas”.
Mariano Torre estructuró sus impresiones en tres imaginarias fotografías, fruto de su paso por la zona central del incendio y su interrelación con quienes allí están en el combate: “la cara de Sebastián Ruiz, hijo del dueño de la Carmen, con la campera totalmente negra, deshilachada y quemada por el fuego, con la cara que solo le veías los ojos claros, ocupado solamente en lo que había que hacer, casi como un autómata; apagan un foco, se van y a la hora vuelven y a lo mejor está prendido de nuevo, lo vuelven a apagar y al día siguiente está prendido de vuelta; y un árbol gigantesco de miles de años arder, y no poder hacer otra cosa que mirar”.
“Es El Señor de los Anillos cuando Mordor queda presa por el mal. Esa muerte de todos los árboles, todos tirados con el piso humeante, solo de cenizas, sin un solo ruido de pájaros. Es como si pusieras mute durante un tiempo que pasa, cuatro horas en que se llevó dos cerros puestos. Es el silencio de la muerte. Nada, nada”, concluyó en su dramática descripción, vivaz y terrible.
Mariano es un hombre preocupado por los temas ambientales, pero sobre todo inquietamente ocupado en ofrecer alternativas de solución, optimización y, en este caso, remediación.
“Cuando esto se apague, ese bosque tiene que volver a brotar” tituló respecto de lo que vendrá, cuando se pueda controlar el feroz fuego. Habló de hacer algún tipo de replantación, que “cuesta muchísimo, se hicieron otras pruebas y de 200 árboles, prendieron 12. Bueno, habrá que hacer 16.000 para que prendan 1.000” reflejó con su innato optimismo.
Ya pergeña alguna campaña muy grande de reforestación: “suena romántico, pero es muchísimo más que eso. Es darle amor a ese lugar que está muerto y que vuelva a brotar la vida en ese lugar”.
Apenas esbozó que se tratará de reflotar una vieja idea relacionada con el bosque quemado del incendio de 1978 en la ruta 3: “pensé en darle movilidad a ver si ahora es factible. Después me juntaré con distintas organizaciones o personas que quieran ayudar. O lo haré solo, me pondré unas botas de goma e iré a plantar plantines” concluyó un entrañable Mariano Torre.