PLUMAS INVITADAS. Un anticandidato genial (Por Alejandro Rojo Vivot)

“El político se convierte en estadista cuando comienza a pensar en las próximas generaciones y no en las próximas elecciones”.

Winston Churchill (1874-1963)

Cuando, a pesar de los esfuerzos en contrario de muchos, la degradación partidaria acrecienta la anomia generalizada y el notorio desinterés por las elecciones, surgen atinentes propuestas disruptivas algunas muy válidas de ser recordadas.

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Hoy en día el descrédito de bastantes políticos sigue vigente como el diputado nacional Marcelo Pablo Casaretto (1957) (Partido Justicialista. Provincia de Entre Ríos. Secretario de Comisión de Presupuesto y Hacienda) que, en cuando se dio media sanción al proyecto de Ley presupuestaria, en una de las pocas sesiones plenarias, se dedicó también a ver por televisión un partido de básquet mientras recibía su dieta aportada por los contribuyentes. (1)

AL RESPECTO

Los comicios pueden ser excelentes oportunidades para ejercer la perspicacia muy necesaria también para el desarrollo del humor político.

El genial Macedonio Fernández (1874-1952), de corta carrera como magistrado federal de la que huyó espantado, fue un extraordinario escritor vanguardista y originalísimo argentino que, curiosamente, actualmente, muchos se lo pierden por no leerlo, inclusive los que se ufanan de ser conocedores de la literatura latinoamericana y otras elogiosas auto referencias que, quizá se llevan mal con la humildad de este genio.

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el mundo al revés

Su humor profundizó las contradicciones humanas proyectándoles así la luz necesaria para la reflexión.

En tal sentido proponemos leer, por ejemplo, la historia de un personaje que, los días de lluvia, alertaba a los transeúntes que tengan cuidado pues se les están mojando los paraguas abiertos.

En vista de las elecciones generales de 1922, en las que triunfó el radical Marcelo Torcuato de Alvear (1868-1942), en un país con intensas convulsiones sociales y un grave deterioro de los partidos políticos, que se seguirán profundizando hasta la actualidad con altibajos, el célebre articulista, con dos años de anticipación, en muy inferioridad de condiciones más allá del acompañamiento de célebres intelectuales y sectores socialistas, inicia una larga y divertida campaña presidencial como un anti candidato, estableciendo una extendida humorada en contra de la corrupción, la falta de transparencia, la despolitización generalizada de la población, la inoperancia de los poderes públicos para solucionar los problemas cotidianos de la gente, la falta de representatividad de las agrupaciones partidarias, los avances totalitarios marxistas, fascistas y nazistas, el personalismo, el amañamiento de normas para perpetuarse en el poder, el nepotismo, etcétera. ¡Hace 100 años!

UN DETALLE

Todo era en serio y en broma ya que sostenía que, dado que eran numerosas las personas interesadas en abrir pequeñas cigarrerías pero muy pocas estaban dispuestas a postularse para Presidente de Argentina, en definitiva, era más fácil llegar a la Primera Magistratura que triunfar con un pequeño comercio minorista.

El foco lo ubicó en proponer los más diversos disparates y dislates para provocar pánico en la población, superando con creces a sus contendientes, mediante anodinas promesas electorales, generando así la convicción general de que sería el único con capacidad de solucionar los problemas que él habría creado; hay unos cuantos célebres ejemplos en el siglo XXI.

Hoy siguen los constantes discursos públicos mentirosos, triunfalistas y autoreferenciales elogiándose como si fueran fundadores de la patria.

ADEMÁS

Macedonio Fernández también planteó una estrategia relámpago, horizontal, al margen de los partidos políticos existentes, participativa, sin recursos económicos pues fue mediante la difusión boca a boca y la militancia sin especulaciones personales de los que se fueron sumando; se reunían todos los días en conocidas confiterías del barrio de Once y Congreso, buscando así atraer al electorado descreído férreamente del accionar de las tres agrupaciones con mayor capacidad institucional de ese entonces.

El bar “La Perla” fue la principal sede proselitista, a la que, muchas décadas después, fuimos asiduos concurrentes como homenaje silente a un genio donde la mayoría de sus parroquianos pocas noticias tenían el honor de ser sus habitantes circunstanciales.

Todo fue hilarante pero, al mismo tiempo, señalando muy seriamente el desmembramiento social, los contubernios, las necesidades básicas insatisfechas, el desempleo y el trabajo precario de una población diversa en medio de un país inmensamente rico plagado de enormes desigualdades, derroches fastuosos, ciertos empleados públicos multimillonarios y disputas personalistas, como casi un siglo después con algunas variantes.

La esperanza por las mejoras en democracia calificada y el humor siguen vigentes; ya es mucho.

ASÍ MISMO

Al respecto es interesante recordar que: “El humor me da mucha ventaja en comparación con los editorialistas serios y periodísticos que hay. Por otro lado, siempre me acuerdo de una frase de Landrú, que decía que el humor político es algo que anda bien cuando las cosas andan mal. Y la verdad es que hace quince años que estamos en un huracán y eso, lamentablemente, ayuda al humor político, aunque sea una mala noticia. Me parece que el género humorístico sumado a la crisis que tiene la Argentina en sí hace que mis notas tengan mucha lectura. (…)

La sátira política apunta, básicamente, al abuso del poder político. El humor político es bajarle los pantalones al tirano en mitad de la 9 de Julio. Yo pienso en eso, en el poder político, y hago humor con aquellos que lo ejercen de una forma que para mí es errónea. Pero tiene que estar basado en hechos ciertos y conocidos por todos. El humor político no es tirar para todos lados: es satirizar aquello que desde el poder se hace mal. Están los que lo hacen desde editoriales serios y los que lo hacemos desde el humor, que a veces es más doloroso porque llega más y porque en el fondo te lleva al ridículo. Y el ridículo es incómodo. Yo defino lo que hago como un torero. Uno se para solito con la página, que es una capa roja frente al poder, y lo toreás. Y ahí trato de tener la viveza de no dejarme clavar por el toro tan fácilmente. Trato de correrme a tiempo”. (2)

NOTA Y REFERENCIA

Alejandro Rojo Vivot es autor del ensayo “Humor y Cultura”. Revista del Centro de Investigación y Acción Social (CIAS). Año XXXV. N° 354. Buenos Aires, Argentina. 1986.

1) CA/ED. Un diputado del FsT miraba un partido de básquet y con auriculares en pleno debate del Presupuesto 2023. Perfil. Buenos Aires, Argentina. 26 de octubre de 2022.

2) Borensztein, Alejandro. Entrevista de Aye Iñigo. Alejandro Borensztein: “El humor político es bajarle los pantalones al tirano”. Clarín. Buenos Aires, Argentina. 1 de septiembre de 2022.