PARTE II. Legitimidad, representatividad y participación, bajo la lupa de Mario Riorda

El experto en comunicación política dejó nuevos conceptos de la actualidad en materias como la legitimidad de quienes son elegidos por los pueblos, la representatividad muchas veces forzada o parcial. Y la pantomima de participación ciudadana que signa los actuales tiempos.

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Mario Riorda, politólogo y Licenciado en Ciencias Políticas, pasó por Ushuaia donde brindó, la semana pasada, una interesante conferencia, auspiciada por la Universidad Nacional de Tierra del Fuego.

En extensa entrevista por FM Master’s, el conferencista internacional desgranó algunos de los principales conceptos de la comunicación política en tiempos globalizados, y su efecto en la genuina llegada de los mensajes que se pretenden transmitir.

Por un lado, definió el carácter representativo que, se supone, ostenta un político al ser elegido por la ciudadanía: “Tener legitimidad en mayorías sustentables a lo largo del tiempo” esgrimió como definición técnica. Sin embargo, denotó que hay autores que se preguntan sobre “gobiernos que gobiernan preferentemente para quien lo votó. Probablemente sean perfectamente representativos, pero es una gran polémica porque técnicamente hace un proceso de radicalización y parcialización a la hora de gobernar”.

Esta modalidad la encuentra Mario Riorda en casos actuales y cercanos, sobre todo “en la dinámica norteamericana y brasilera, donde los gobiernos gobiernan prácticamente con exclusión de quien no está cerca de su punto de vista”.

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El politólogo Mario Riorda brindó una conferencia en Ushuaia.

Dio por tierra con una creencia popular jamás puesta en tela de juicio, y es la que supone que la mayoría acepta a la democracia como el mejor sistema de gobierno: “Nosotros como adultos lo tenemos internalizado. Pero debo advertir que eso es una ficción América Latina tiene una proporción muy cercana a la mitad de la población que le da lo mismo que el gobierno sea democrático o no, en tanto resuelven sus problemas. Cuidado que los Estados que funcionan mejor, no todos son democráticos”, y mencionó a Singapur como ejemplo.

“La democracia está estresada desde todo punto de vista y traía una mochila de expectativa desde la recuperación. Sin embargo, los mismos problemas de la década del ‘80 y ‘90 están vigentes, a lo que se agrega la inseguridad, un problema mucho más grande que todos los otros juntos”, esgrimió sobre lo que designa como procesos de hastío y frustración social.

Asimismo, compartió el notable caso de Chile, para muchos en su momento un país modelo, pero que, a partir del aumento del boleto del metro, y la protesta de niñas y adolescentes parados arriba de los molinetes, desnudó “un modelo totalmente exclusivo que no generaba condiciones esperanzadoras hacia adelante. Era incuestionable adentro y afuera y resultó totalmente cuestionado, adentro y afuera”.

En definitiva, su conceptualización podría resumirse en que los llamados consensos no son ninguna garantía y no hay cheques en blanco, aunque alguien tenga enormes niveles de aprobación pública.

En cuanto a la tan mentada participación ciudadana, hay visiones elitistas que sostienen que sólo hay que atenerse a que gobiernen los que saben, mientras por otro lado, quienes piensan que las instancias participativas, aunque costosas, generan una calibración de la democracia mientras se dan las reválidas eleccionarias.

En cualquier caso, Mario Riorda apeló a abordar la llamada tecnología cívica, una enorme cantidad de aplicaciones y software que permiten instancias de participación: “Muchos gobiernos desconocen las acciones participativas. Creo en la participación, creo que calibra, creo que legítima, creo que es costoso y hay que ser realista, no se puede ser participativo en todo porque sería un Gobierno de lentitud extrema. Pero sí se puede ser participativo en temas críticos o que potencialmente pueden escaparse de la necesaria legitimidad”.

En este contexto, es preocupante la estadística que compartió: Solo el 2% de los gobiernos preguntan algo a los ciudadanos que representan. “Es una gran mentira la instancia participativa. ‘Yo escucho a la gente’ un carajo, no solo no escuchan, sino que tampoco preguntan” cuestionó.

Finalmente, Mario Riorda alertó sobre los valores que se perciben en los estudios como principales, y su dinámica. Por ejemplo, la valoración del Estado cayó por tercer año consecutivo en Argentina “y por primera vez la valoración del mercado es más alta que la del Estado” un fenómeno que no se observaba desde hace 15 años.

Más aún, antes de la pandemia, la solidaridad era un valor muy importante. Pero hoy el valor dominante es la libertad: “Hay un corrimiento claro hacia posturas conservadoras o de derecha más radicalizadas o más centristas. Hay mucha más auto percepción ideológica del costado de la centroderecha y la derecha” señaló por último.