Historias recontadas: Romance secreto entre caracolas

*Por Alejandro Rojo Vivot

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“No hay pueblo sin raíz y sin historia, ni hay villa ni ciudad sin esperanza, cuna de pobladores y vecinos, extranjeros o parias, porque siempre en los símbolos del tiempo lo más profundo y fértil es el alma”. (Pablo Troise, El Carmelo, Uruguay, 1936).

Algunas versiones, poco probables pero verosímiles, que no se han podido confirmar, como es de esperar de dos naves próximas en cuanto sus posiciones y antecedentes históricos, mantienen asiduas y sigilosas conversaciones que algunos pocos las atribuyen a una avanzada relación sentimental; otros las niegan por inverosímiles como que es verdad que las olas del Canal cantan sin parar porque hace mucho fueron penadas en tal sentido.

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LOS TEUTONES

En 1927, Hamburgo, fue construido el “Monte Cervantes” de corta y trágica existencia, como parte del proceso en el cual la iniciativa privada era pujante, brindando excelentes servicios a la población, incluyendo a los muchos que buscaban trabajo en el sur del sur.

Unía, ida y vuelta, a Buenos AiresPuerto Madryn, Ushuaia y Punta Arenas, siendo además una muy buena alternativa para el muy valorado e incipiente turismo por el alto valor paisajístico y cultural generador de riqueza y fuente de trabajo y empleo.

Fue casi al fin del ciclo de expansión económica posterior a la finalización la aberrante I Guerra Mundial, la creciente globalización del comercio y el surgimiento de regímenes autoritarios, inclusive los encubiertos en formatos personalistas seudo democráticos.

Llevando más de 1.000 pasajeros, entre visitantes y emigrantes ya contratados laboralmente, además de la tripulación, en 1930 un grave incidente por una mala maniobra que le produjo una importante varadura, el viaje acabó para siempre mientras ese mismo año, en Argentina, comenzó una serie de nefastas dictaduras.

Nunca más se supo con seguridad de la suerte del capitán de la embarcación, tejiéndose varias hipótesis satisfaciendo a las imaginaciones más variadas.

Además Ushuaia, con sus 800 habitantes, se enriqueció notablemente con el aporte de muchos sobrevivientes que se quedaron para siempre poblando la Región.

En 1954 se lo intentó reflotar pero quedó en claro que el Monte Cervantes optó quedarse para siempre en el lecho submarino como custodio marítimo de Ushuaia.

EL ESTADOUNIDENSE CON UNA FOJA DE SERVICIOS RELEVANTE

A unos centenares de nudos marinos está en su puesto fijo el siempre atento “Saint Christopher”, que ya poco recuerda su inglés natal, arraigado a estas costas como muchos de los que llegaron por un tiempo y se quedaron para siempre.

El nacido como “Reprobus” a veces rememora que su nombre agregado es en honor al antiguo griego Cristóbal de Lisia, el mítico hombre de gran altura encargado de portar en sus hombros a viajeros deseosos de cruzar un caudaloso río.

Quizá nunca supo que sería un valioso símbolo de una ciudad que acobija, sumando a los naturales, a tantos migrantes llegados y quedados como a cada vez más visitantes atraídos por las maravillas locales.

El origen de la embarcación fue servir en la II Guerra Mundial a las fuerzas militares estadounidenses, tarea que desarrolló acabadamente, contribuyendo a que los avances autoritarios fueran vencidos, aunque no acabados.

Luego, sin un noble trabajo fijo, dicen, se desempeñó en las noches de bruma comercializando lejos de la vista de los vista aduaneros.

En 1954, ya en estas tierras o, mejor dicho, en estos mares fueguinos, pudo volver a sus valerosas andadas siendo parte de una empresa privada de salvamentos marinos.

Así intervino en el frustrado rescate del semi hundido Montes Cervantes, circunstancia en la cual nació, según algunos creen aunque no lo dicen salvo a unos pocos iniciados en arcanas creencias, una entrañable amistad quedándose para siempre uno cerca del otro en el Canal Beagle, donde Ushuaia y su gente está hoy erguida, orgullosa de ser.