GROOMING. Recomiendan control parental en los celulares de menores

El profesor Aníbal Lazzaroni, experto en la materia, remarcó la paradoja de padres que otorgan a sus hijos celulares con Internet irrestricta y sin ningún tipo de control de los sitios que navegan, a merced de situaciones de acoso virtual. Recomendó control parental en los equipos.

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Aníbal Lazzaroni, profesor en investigación criminal  y referente del programa de prevención de los delitos  y la violencia, perteneciente a la Subsecretaría de Promoción de Derechos del Ministerio de Educación, actualizó información con respecto a la seguridad de niños, niñas y jóvenes frente a la nueva modalidad delictiva de acoso virtual o grooming, que gana espacio día a día por la exposición no controlada de los chicos a los dispositivos.

El profesor Lazzaroni instó a tomar conciencia sobre todo los padres, adultos responsables o corresponsables en la seguridad de los chicos, entendiendo que es responsabilidad de ellos brindar las herramientas de cuidado.

Consignó que en la provincia hay una gran cantidad de chicos con teléfonos liberados, que no tienen controles parentales: “Es el primer escalón para empezar a evitar el acoso, el abuso en las redes sociales y el exceso de exposición” resumió. Y analizó que “vamos a tener generaciones tecnológicas, los niños de dos, tres años ya vienen con una incorporación tecnológica que no podemos negarla. Pero sí debe haber una administración con responsabilidad, con cuidado”.

De esa forma, estima que “vamos a empezar a tener chicos con nivel de conocimiento, de seguridad y sin tener problemas clínicos, porque también el exceso de pantallas genera conductas o problemas clínicos o psicológicos”.

grooming
El acoso virtual, o grooming, gana espacio día a día.

“Todos los papás que quieran compartir tecnología con sus hijos, tienen la opción en un teléfono celular  gratuito de tener un control parental que les va a permitir primero establecer a qué hora se tiene que prender el celular del niño y a qué hora se tiene que apagar, en qué sitios de riesgo puede llegar a ingresar o cuáles bloquear, saber qué fotografías recibió, qué fotografías envió, con quién chateó, en dónde se encuentra en ese momento” amplió Lazzaroni al respecto.

Básicamente, recomendó bajarlo como cualquier aplicación en de un teléfono, en la Play Store, colocando en el buscador “control parental” y aparecerán no menos de 30 controles.

“El que yo recomiendo que funciona mejor para Tierra del Fuego es el Family Link de Google, gratuito, y el que consume menor cantidad de datos de telefonía. Permite un intercambio de información bastante ágil sin tantos inconvenientes, y permite programar”.

Explicó que se debe bajar en dos celulares, el del niño y el del adulto, se sincroniza la aplicación y automáticamente empieza a funcionar el traslado de datos de un teléfono al otro.

En cuanto al teléfono en los establecimientos educativos, consideró que es un problema por la gran distracción que genera y los consiguientes problemas en el aprendizaje de los chicos.  Pero, distinguió que, en este caso, “los papás muchas veces no llevando a cabo los convenios o acuerdos de convivencia que tienen las escuelas, mandan a los chicos con los teléfonos, por una cuestión de seguridad, de contacto, de lo que sea”.

Razonó que, si los padres programaran que el teléfono debe estar apagado durante las horas de clase, no habría tantos problemas en las escuelas.

En cambio, señaló la realidad que “brindamos elementos distractorios sin límite, yo puedo navegar todo lo que quiero por la red social, me puedo mensajear con mis compañeros de banco de un lugar a otro total, nadie me puede quitar el teléfono, estoy habilitado para tenerlo porque mi familia me lo dio y nadie me lo puede quitar”. Por eso insistió en de alguna forma comenzar a limitar el abuso de la tecnología en los horarios de enseñanza y aprendizaje.

Remarcó la paradoja de que “los chicos vayan a la escuela con un celular con acceso irrestricto. Es muy contradictorio” según apuntó. En cambio, “si vamos a dar un equipo que tiene determinadas características, tengo que hacerlo en forma responsable y dosificada. No puedo liberar un teléfono para que un chico esté cinco o seis horas conectado sin tener idea por dónde está navegando”.

También alertó sobre un juego muy conocido llamado Roblox, que quizás cualquier papá inocentemente baja al teléfono para que los chicos jueguen. “Es muy popular, hoy en chicos de seis, siete años en adelante, hasta diría que los trece,  lo juegan sin ningún tipo de inconveniente” informó Lazzaroni.

El problema, indicó, no está en el juego en sí mismo, sino en el chat, donde se produce la gran mayoría del primer acceso al contacto con el chico. Al respecto agregó: “los chicos son contactados a través  de este chat y como el vínculo es el juego, ese adulto que puede estar encubierto o no, hace contacto con él y logra una afinidad. Ese es el primer punto de riesgo que estamos teniendo”.

El segundo punto son las redes sociales donde los chicos no las usan en privado, sino en público, “donde todo el mundo tiene acceso a esa información y a esas visualizaciones” refirió finalmente Aníbal Lazzaroni.