PLUMAS INVITADAS: Wilde, político y escritor (Por Alejandro Rojo Vivot)

La política nutre permanentemente al humor, muy particularmente en los frecuentes ciclos electorales y en los no tantos recambios de gestiones.

“La historia de toda la sociedad, hasta nuestros días, no ha sido más que la historia de la lucha entre los tontos y los listos”. (1) Antonio Botín Polanco (1898-1956)

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La política nutre permanentemente al humor, muy particularmente en los frecuentes ciclos electorales y en los no tantos recambios de gestiones.
A veces parece que son escenas casi payasescas con sus reiteradas sobreactuaciones, ficticias representaciones, anodinas pujas poco creíbles, complicidades de pacotilla, volteretas como los trapecistas, papel picado arrojado entre rizas como algunas plataformas electorales sin innovación alguna, anodinos movimientos entre bastidores, ídolos caídos que pronto pocos recordarán, conservadores de décadas pasadas superados por los progresistas innovadores, etcétera.
Así mismo, varios coros vociferan la intolerancia del trillado pensamiento único aunque pierdan numerosos votantes.

Mientras tanto, el público mengua notoriamente donde muchos ya no eligen sino que optan.

Asímismo en otros escenarios están los demás que honestamente buscan la adhesión del público timado, con dispares capacidad por lograrlo mientras se mantengan dispersos.

La democracia resiste y avanza.

UN POLÍTICO SINGULAR

Eduardo Faustino Wilde (1884-1913) nació en Bolivia pues sus padres estaban exilados allí ya que habían huido de la violenta persecución autoritaria del militar, político y multimillonario terrateniente Juan Manuel José Domingo Ortiz de Rozas y López de Osornio (1793-1877); sus mazorqueros empleaban los recursos públicos para ejercer la presión política a todos los que opinaban distinto del “Restaurador de la Leyes”.


Wilde fue un exitoso político, destacado médico sanitarista arriesgando su propia vida como en las epidemias de cólera (1867-1868), fiebre amarilla de 1871 y la peste bubónica en Paraguay (1899); honrado tanto en su vida privada como pública.

En cuatro oportunidades fue elegido electoralmente como legislador y varias veces Ministro, en un endeble sistema democrático sin alternancia con poca participación de la población que ejercía su facultad mediante el desdeñable voto cantado.

En ese contexto impulsó el matrimonio civil, la educación laica, la formación docente superior, la resolución de conflictos internacionales entre estados mediante el arbitraje, la representación del país ante varias naciones, etcétera.


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Pabellón del Presidio de Ushuaia

Fue activo en cuanto al desarrollo del sur argentino, particularmente el de Ushuaia, como el fomento de su poblamiento mediante la controvertible “colonia penal al sud de la república” que cumplió exitosamente su cometido en cuanto al arraigo poblacional. (1883). (2)

Al respecto es oportuno recordar que esa propuesta fue resistida en el debate parlamentario, por ejemplo, Joaquín Víctor González (1863-1923), prosista y político de larga trayectoria, ya que en ese entonces varios territorios nacionales (Formosa, Los Antes y Tierra del Fuego) los consideraban de tercer orden, alejados de los de secundarios (Chaco, Neuquén y Santa Cruz) y del los prioritarios por ser ricos y prósperos.

En tal sentido recordamos la posterior experiencia chilena en la Isla Pascua o Rapa Nui (1928-1932) y por caso, la ecuatoriana en la “Colonia Penal Agrícola”, Isla Isabela, Galápagos, (1946-1959).

En su contexto social elitista el político literato fue un progresista aunque faltaba bastante para el Siglo XX donde predominaron otras perspectivas ideológicas en cuanto a la universalización de los derechos y obligaciones de los habitantes: en el Siglo XXI el fracaso devastador de las políticas aplicadas generó una extendida y aberrante pobreza.

Fue un auténtico profesional exitoso dedicado a la política en general y en particular a generalizar la medicina social, el saneamiento ambiental, la difusión de las ideas, etcétera.

Nadie dudó de sus logros académicos, el origen de sus bienes personales y lejos estuvo de propiciar contratos públicos secretos multimillonarios.

TAMBIÉN

Como consumado escritor cultivó una inteligente ironía que lo destacó tanto en lo cotidiano como en sus 18 volúmenes publicados: “La primera noche en el cementerio”, a la manera del magistral estadounidense Edgar Allan Poe, (1809-1849), que reúne diez relatos extraordinarios: “El cementerio le parece su ciudad natal, la tumba su casa, los muertos sus conciudadanos y la insondable eternidad su patria” (1888). (Editorial El Nadir. Buenos Aires, 2006).

Con frecuencia se lo ha emulado con el genial literato británico Charles John Huffam Dickens (1812-1870), tanto por su estilo como sus denuncias y acciones por las situaciones de las respectivas poblaciones en extrema pobreza.

ALGUNAS PÁGINAS

“De noche se reunían allí los hombres más notables del pueblo: el cura, el corregidor, el juez de letras, el tendero y otros ilustres habitantes. Allí se hablaba de la política, de la patria, de la moral y de filosofía, tópicos que ya no se usan. (…)
A pesar de esta ausencia de mobiliario que escandalizaría hoy al más pobre estudiante, el viejo era muy considerado, muy respetado y vivía muy feliz; nada le faltaba. ¡Dime ahora lo que sería de cualquiera de nuestros contemporáneos en tal desnudez! Cuando me doy cuenta de lo estúpido que somos, me da gana de matarme”. (3) (Vacaciones sumamente costosas, inmensas y lujosas casas en barrios cerrados, autos de alta gama, acompañantes a sueldo y suntuosos regalos, etcétera).

“Escuchándolo, muchas veces he pensado en que la palabra era un aparato mecánico incontrastable, una batería, ¡una prensa hidráulica! Y siempre tan gracioso y tan original para decir las cosas en la conversación familiar, y tan elevado, tan cuantioso en las altas estancias de la oratoria política o parlamentaria. ‘Nada hay nuevo bajo el sol’. (Actuales discursos altisonantes con aplaudidores rentados). Es muy cierto; excepto la forma: No hay dos caras iguales en la humanidad.

‘Haremos cualquier sacrificio para cumplir nuestros compromisos’ es una frase honrada, urbana, bien hablada, buena vecina, digna de una aprobación municipal; un industrial serio la diría y quedaría contento; pero es una frase vieja, usual, común, dicha mil veces en la circunstancia apropiada. Mientras tanto esta otra, idéntica en su significado, igual en su mente y su propósito, con cuánta novedad, donaire y elocuencia sale a la escena para quedar como un estereotipo en la conciencia pública: ‘Economizaremos sobre nuestro hambre y nuestra sed para pagar nuestras deudas”. (4) (Podría estar en los medios de comunicación sociales de mañana).

Cabe señalar que uno de sus más interesantes y amenos relatos es “La lluvia”, que son las observaciones de un convaleciente de fiebre tifoidea observando a través de la ventana de su dormitorio de enfermo. (5)

Vale la pena recordar que Florencia Lobo (Ushuaia) publicó “El lento deambular de las tormentas” (Editorial El Suri Porfiado, 2018): “de la lluvia sus ausencias / sus preguntas en círculo / sus catedrales”.

HOY EN DÍA

Sin diferenciación de ideología ni género, convicciones religiosas, actividades laborales, etcétera, son pocos los que ejercen la política que a su vez se destacan por sus obras literarias.

Por caso, el español Ángel de Saavedra y Ramírez de Baquedano (1791-1865), de larga trayectoria en el cargo de importantes puestos públicos y exitoso escritor como su drama teatral “Don Álvaro o la fuerza del sino” (1835) que Giuseppe Fortunino Francesco Verdi (1813-1901) la popularizó en una muy bella versión operística (1862): “La vida es un infierno para aquellos que son infelices”; sumada a sus otras creaciones artísticas con alto significado partidario del que fue activo relevante en cuanto al resurgimiento de la reunificación italiana (Risorgimento) como lo fue el Imperio Romano hasta su caída por la decadencia llevada adelante por la política donde los que ostentaban el poder distribuían gratuitamente pan y espectáculos circenses (panem et circense) para captar el voto de la plebe, desalentando la responsabilidad individual y social, el predominio del personalismo, los abusos, la preponderancia de los misóginos, la falta de alternancia en el poder, el desequilibrio entre los relativamente pocos que trabajaban y aportaban obligatoriamente al sostenimiento general y los aduladores seriales viviendo de dádivas, etcétera. Nos falta avanzar bastante.

En tal sentido recordamos el controvertido texto de los inicios del Siglo II: “Ya hace mucho tiempo, desde que no vendemos los sufragios a nadie, que este pueblo dejó los cuidados. El que en otro tiempo daba el imperio, las varas, las legiones, todo, ahora contiene sus pretensiones y sólo pide ansiosamente dos cosas: pan y juegos de circo”. (6)

NOTAS Y REFERENCIAS
Alejandro Rojo Vivot participó invitado en el Primer Encuentro de Dibujantes, Humoristas e Historietistas de Ushuaia. Ushuaia, Provincia de Tierra del Fuego, Argentina. (1999).
1) Botín Polanco, Antonio. Manifiesto del humorismo. Revista de Occidente. Página 7. Madrid, España. 1951.
2) En el artículo 1° de la Ley 3335, de diciembre de 1895, se dispuso que los condenados reincidentes debía cumplir su condena en los Territorios Nacionales del Sud, encuadrados en lo establecido en el Artículo 18° de la Constitución de Argentina.
3) Wilde, Eduardo. Vida Moderna. Páginas 20 y 21. Río Cuarto, Córdoba, Argentina
4) Wilde, Eduardo. Tini y otros relatos. Página 45. Editorial Capital Intelectual. Buenos Aires, Argentina.
5) Wilde, Eduardo. Prometeo y Cia. Página 20. Biblioteca Universal Virtual. 2003.
6) Juvenal, Décimo Junio. Sátiras. Universidad Nacional Autónoma de México. Segunda edición. Página 80. México, México. 1984.