BRASIL A SEGUNDA VUELTA. Para Castelli las encuestas subestimaron la performance de Bolsonaro

Para el politólogo fueguino, las estimaciones sobre Lula fueron correctas, pero hubo una gran subestimación en las encuestas previas del poder electoral de Jair Bolsonaro. Analizó las razones que podrían haber provocado tanta diferencia entre estimaciones y resultados.

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El politólogo y titular de la consultora ushuaiense Vox Populi Estrategia & Comunicación, Luis Castelli, analizó los resultados electorales de este domingo en Brasil, con el triunfo del candidato Luiz Inacio Lula Da Silva, pero con una diferencia que lo obliga a refrendar el resultado en una segunda vuelta con el actual presidente Jair Bolsonaro.

En cuanto a la efectividad de las encuestas previas, muchas de las cuales daban ganador a Lula en primera vuelta, Castelli apreció que las estimaciones “anduvieron muy bien en lo que a Lula refiere”, donde el resultado aproximado de 48% coincide con todas las estimaciones que lo daban ganando con porcentaje entre el 46 y el 51% en los últimos días.

Pero donde los estudios estadísticos previos fracasaron estrepitosamente, fue en lo que llamó “la gran subestimación, no en términos peyorativos sino por estimar por debajo, en los números de Bolsonaro, que claramente manifestó ayer una potencia electoral que los sondeos previos no habían previsto, medido o estimado”.

Al a hora de encontrar razones para esta disociación, mencionó al llamado “voto oculto” o a “zonas donde las mediciones sean más imprecisas”. En definitiva, una diferencia tan importante entre las mediciones y los resultados que provoca que “al día siguiente hay que estar dando explicaciones”.

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El politólogo Luis Castelli analizó las encuestas en las elecciones de Brasil.

Los llamados “sesgos” pueden haber influido también, según su opinión, por ejemplo, en el caso que el muestreo “me dice que tengo que encuestar la casa número cuatro en la intersección de las calles tal y tal a un sujeto de sexo tal y de tal edad. El encuestador toca timbre en ese domicilio, pregunta si hay una persona con estas características, si la hay le hace la encuesta y se cumple la cuota. Si no, la tiene que pasar a otro” explicó.

Advirtió también que las encuestas electorales particularmente en los últimos años despiertan “cierto componente de temor a la respuesta, temor a quién está haciendo y si van a respetar el secreto estadístico”.

También mencionó el llamado voto inconfesable, oculto o vergonzante, que se da en muchas elecciones: “En Argentina misma, o en el plebiscito en Colombia el año pasado. Hay posiciones que tienen como prensa negativa, sobre todo las vinculadas a la derecha, en donde evidentemente la presión sobre la respuesta hace que la gente termine no respondiendo, pero luego votando lo que no tiene tan buena prensa. En este caso, Bolsonaro”.

Por otro lado, enfatizó que un porcentaje muy importante de gente toma su decisión electoral en las últimas 24 o 48 horas y “eso es imposible de medir en una encuesta que sale 7 días antes. Por eso muchos sistemas prohíben la publicación de encuestas a partir de determinado momento previo a las elecciones”.

Finalmente, Castelli reflexionó sobre la necesidad de revisión de herramientas y procedimientos en términos de investigación de opinión pública: “Tiene que replantearse algunas metodologías. Hay una sobre expectativa sobre los estudios de opinión pública en términos de predicción electoral. Muchos medios, mucha gente, pretende saber el resultado antes. Creo que muchas consultoras se han equivocado en vender eso. Hace falta un autoexamen y un mea culpa de la profesión respecto de esas expectativas, por un lado”.

“Hay que incorporar herramientas digitales, pero hace falta un análisis más completo, la investigación clásica por encuestas domiciliarias o telefónicas requieren hoy además un complemento fundamental que es la lectura de medios digitales y redes sociales” reclamó Castelli.