Melella y la Teoría del Derrame en su versión fueguina

En la década del ’90 se popularizó en la Argentina la denominada teoría del derrame según la cual la distribución de ingresos en los sectores con capacidad de ahorro provocaría que reinvirtieran estos recursos, aumentarían la producción y esto generaría mayor empleos y mayores ingresos nacionales.

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Fue un intento por convencer a los trabajadores que a pesar de la enorme desiguldad existente tendrían un futuro promisorio, porque los más ricos “derramarían” y serían ellos sus beneficiarios. La historia nos recuerda lo sucedido, la copa era demasiado profunda y el derrame nunca llegaba.

Desde hace muchos años el Premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz afirmó que la implementación de estas políticas neoliberales no logró el renombrado goteo a los grupos de menores ingresos, sino que, muy por el contrario, generó una mayor desigualdad entre los sectores de mayores y menores ingresos.

Recientemente la pandemia de Covid19 desnudó la realidad generada por décadas de desigualdad y obligó a los países más conservadores en políticas económicas a crear monumentales programas de asistencia a los sectores más desprotegidos, como es el caso de los Estados Unidos que luego de la asunción del Presidente Biden aprobó un programa por 1.9 billones de dólares para asistir a los adultos mayores, desempleados y niños. Esta decisión hizo que muchos se preguntaban si no estaban asistiendo al fin de la teoría del derrame ( “The end of the trickle-down economy?“).

A más de 10.000 kilómetros de Washington el Gobernador Gustavo Melella parece ensayar una nueva Teoría del Derrame basada en la distribución del 100% del presupuesto provincial en salarios del sector público: triplicando sueldos de funcionarios, ampliando estructura política y autorizando adicionales por vivienda, para uso de sus funcionarios, de mas de 800 mil pesos por año.

Melella recibió una Provincia con más de 160 millones de dólares depositado en las cuentas oficiales y un plan de obras que de haberlo sostenido hubiera permitido que cientos de trabajadores de la construcción y áreas de servicios vinculadas sostuvieran sus ingresos a pesar de la pandemia.
De estos más de 15.000 millones de pesos (al dólar oficial) la Legislatura aprobó, en mayo del 2020, que hasta 2.000 se destinaran a la asistencia de empresas y trabajadores afectados por la pandemia.

Los últimos meses los ingresos nacionales no paran de crecer, acumulando en los primeros 4 meses del año un crecimiento superior al 70% (unos 5.000 millones de pesos adicionales solo en ingresos nacionales).

En medio de la pandemia los fueguinos teníamos un handy-cap que sería la envidia de cualquier otra Provincia: más de 15.00 milones de pesos para obras públicas con planes de obras aprobados, 2.000 millones para asistir a los más necesitados y un aumento de recursos que podía destinarse a subsidiar tarifas de servicios y fomentar microemprendimientos.

Pero Melella entendió que sostener obras públicas y asistir a los más perjudicados era una tarea compleja, requería un Ministerio de Obras Públicas que gestione, ejecute controle, pague y decidió que todos los recursos extras que recibía la Provincia irían a un solo sector: el empleo público en sus dos versiones, empleados y funcionarios, muchos funcionarios.

Pero su devoción por el gasto público lo llevó a otorgar aumentos que en algunos casos han triplicado los niveles de inflación y entonces, aún cuando los recursos nacionales aumentan notablemente, no alcanzan para cubrir un nivel de gasto irracional y entonces reinventa la segunda parte de la teoría del derrame, mientras el gonierno nacional mejora la recaudación con medidas extraordinarias destinadas a quienes más riqueza han acumulado en el extremo sur de la Argentina Melella decide que los recursos para financiar su gasto surgirán del aumento de los servicios públicos (como en el caso de la DPOSS que plantea un incremento del 140% o el anunciado aumento del 300% que deberán afrontar los usuarios de gas envasado), la demora en la entrega de los subsidios del Programa PROGRESO para utilizar temporalmente esos fondos en gastos corrientes y la mayor fuente de ingresos: la retención de los fondos coparticipables a los municipios, haciendo socios a los Intendentes en las pérdidas y tratando de capitalizar el Gobernador las ganancias de ser el dirigente político que otorgó aumentos que en muchos sectores superaron el 150% en solo un año.

Tan grande ha sido el nivel de incremento del gasto público que el propio Gobernador reconoció que la única forma de transferirle a los municipios los fondos que utilizó es que la Nación envíe una asistencia extraordinaria.
En el año 2005 un Gobernador fueguino fue destituido “por no remesar en tiempo y forma los fondos de la coparticipación federal al municipio de Río Grande“.
La Legisladora y Vicepresidente del Partido Justicalista Myriam Martínez solicitó se convoque a los responsables de finanzas de la Provincia y los municipios para aclarar el tema, eso fue antes de que Melella reconociera publicamente la deuda.

Hasta ahora Melella a forjado una fuerte alianza con los Legisladores que le han aprobado 6 leyes de emergencia y han evitado controlar la ejecución del gasto público. Los municipios anuncian que tendrán dificultades para el pago de salarios de los empleados públicos municipales, el verdadero talón de aquiles de Tierra del Fuego.