WHITE, BLACK AND BLUES (Por Alejandro Rojo Vivot)
“En los comienzos fue el canto.
No el verbo. Ni siquiera el pensamiento. No la acción. En los comienzos fue el canto. Quiere decir: el sentimiento. Quiere decir: el alma que se manifiesta.
La primera madre humana arrulló a su niño. Alrededor de ella gorjearon los pájaros, desde tiempos inmemoriales. Cantaban –según místicas creencias remotas- las estrellas del Universo, hace ya incontables millones de años”. [1]
Kurt Pahlen (1907-2003)
Los griegos, unos quinientos años antes de la era cristiana, comenzaron a realizar representaciones en construcciones erigidas específicamente, integradas en dos o tres espacios bien diferenciados, destinados al público y a los actores, que desarrollaban textos escritos por profesionales en ese cometido que ya pugnaban por sus derechos de autor, para vivir de su mérito brindándolo a sus contemporáneos y próximas generaciones incluyendo la actual. (Hoy en día hay quienes prefieren el menor esfuerzo propio y subsistir de la gracia de otros).
CONJUNCIÓN DE ESFUERZOS
Aprovechaban las diferencias de los niveles en terreno para lograr una buena visibilidad y acústica de mayor cantidad de espectadores; cuando el área no lo permitía los romanos construyeron gradas contribuyendo para la ampliación de la difusión de la comedia, el drama, a los mimos, la comedia trágica, etcétera.
Cada función fue siempre de gran interés de la población: el teatro era popular y a lo largo de los siglos fue perdiendo esa condición; en el presente están los que afirman que el trabajo escénico es elitista, confunden el edificio con el género, etcétera.
UN GRAN INVENTO
Cuando el genio emprendedor desarrolló el cine, muchos, casi doctoralmente con el dedito levantado, opinaron que era un pasatiempo que pronto perdería interés, como que la Pandemia del Coravirus 19 no llegaría a Argentina y que era una gripecita, mientras ciertos funcionarios públicos robaron dosis o no controlaron la propagación al venderse el servicio obligatorio mediante miles de hisopados adulterados, mientras fallecían decenas de miles de connacionales, centenares de miles perdieron sus fuentes de generación de ingresos, muchos meses de alta inflación, quita arbitraria al dinero aportado por décadas para la jubilación, mantenimiento de las jubilaciones de privilegio, falta de previsión presupuestaria en el 2021, etcétera.
El séptimo arte se desarrolló mediante ingentes inversiones, la aplicación de normas de resguardo de la propiedad intelectual, la enorme creatividad, el ensamble de extraordinarios creativos y emprendedores, etcétera. No fue milagro y sí mérito individual
EL DRAMA ESCÉNICO
En el Siglo XX numerosos y extraordinarios dramaturgos estadounidenses, entre otras nacionalidades, plantearon audaces obras reflejando a seres humanos comunes, mediantes propuestas que se desarrollan en las primeras décadas, a veces censurados y siempre con gran éxito de público. Aunque también los superhéroes surgían y eran aplaudidos como los quince episodios de Capitán América (1944), alentando al triunfo de la democracia contra el autoritarismo fascista y luego el de la izquierda marxista.
Es el caso del prolífero y multipremiado [2] Frederick August Kittel, Jr. (August Wilson) (1945-2005) que, uno de sus dramas principales está inspirado en la carrera artística de la muy exitosa Gertrude Malissa Nix Pridgett Rainey (Ma Rainey) (1882 o 1886-1939), que fue una de las primeras cantantes de blues clásicos(melancolía; siendo uno de sus orígenes las canciones de la población esclava rural que explicitaban angustiantes sentimientos más que historias) y la creciente transculturización mediante la eficiente tarea de los misioneros cristianos provocando un embrollado sincretismo religioso, creencias y adhesiones partidarias.
También fue una de las innovadoras, con capacidad económica por sus éxitos, incorporandoacompañamiento de piano y de orquesta de jazz, toda una innovación en la época. Fue conocida como “La madre del Blues”.
Su producción dramática, de diez y seis piezas, recorre una parte importante de la historia humana y política de Estados Unidos, teniendo en cuenta que casi todas podría transcurrir en la actualidad.
ABERRANTE DISCRIMINACIÓN
El racismo es uno de los ejes principales de este drama teatral, como lo es la “música negra” que en el transcurso de los años deja de ser una característica propia de un grupo poblacional para transformarse en nacional y europeo; luego alcanzó el valor universal, con las peculiaridades de cada ciudad o nación.
Se suma al drama de ser violentamente discriminados que ni la música le sigue siendo propia y exclusiva, por lo que algunos lo sienten como una pérdida patrimonial aunque, al mismo tiempo otros muchos la incorporaron culturalmente.
Es fácil observar el machismo preponderante y las dificultades de la artista para desarrollarse con plenamente, imponiendo algunas cuestiones propias de un divo como, sin discusión alguna, incorporando inclusive como presentador a un sobrino suyo con notoria tartamudez.
Asimismo presenta a dos generaciones bien diferenciadas inclusive en lo que respecta a la música y a la forma de vestirse, comportarse, etcétera. Esto lleva a la casi tragedia griega del dramático final.
Además alcanzó una enorme popularidad acrecentada por las numerosas grabaciones discográficas que en esa época comenzaron a venderse por millares de copias, gracias a las industrias tecnológicas y las emisiones radiofónicas.
En este sentido es importante sumar a la extraordinaria Bessie Smith (1894–1937), la “Emperatriz del blues”, pero esa es otra historia…
VERSIÓN CINEMATOGRÁFICA
El multifacético y varias veces galordonado George Costello Wolfe (1954) en 2020 estrenó “Ma Rainey’s Black Bottom” (o la inaudita traducción: La madre del blues), ubicándola en Chicago de 1927, durante losaños locos y la bonanza consumista de productos eléctricos y automóviles que embrollan las calles, entre las dos guerras mundiales y antes de la gran depresión económica y social.
La homosexualidad de la diva, el corrupto policía que desvía la vista por una coima, los empresarios, el sexo sin precauciones, etcétera, son parte del entramado de la obra que causó debates y enojos como los de algunos miembros prominentes de la Iglesia Católica.
Es una muy interesante adaptación del clásico teatral que, más allá de unas pocas escenas en exteriores, se desarrolla como si las cámaras estuvieran instaladas en el escenario en que fue originalmente planteado por su autor August Wilson y los espectadores del Siglo XXI estuvieran participando como espectadores desde la imaginaria cuarta pared.
La versátil actriz Viola Davis (1965) encarna, con privilegiado don actoral, a la popular cantante, recreando parte de su vida durante una sesión de grabación.
Los monólogos interpretados por Chadwick Aaron Boseman (1976–2020) son particularmente elogiables incluyendo la diatriba a Dios interpretados poco antes de fallecer, del muy reconocido actor estadounidense. Esas escenas, hoy en día, bien pueden ser clases magistrales del cine en un escenario teatral tal lo que practicó, por ejemplo, el italiano Gian Franco Corsi Zeffirelli (Franco Zeffirelli) (1923–2019) y su serie de óperas completas (Otello y La traviata) filmadas con técnicas cinematográficas.
Aquí nos encontramos con un excelente y complejo homenaje del cine al teatro, que bien vale la pena verla.
[1] Pahlen, Kurt. Grandes cantantes de nuestro tiempo. EMECÉ. Página 9. Buenos Aires, Argentina. Abril de 1973.
[2] Premios Pulitzer 1987 y 1990.
