Vender salvavidas: El proyecto político y económico de Melella

-Editorial-

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Nunca TDF tuvo una situación tan difícil. Según el informe del INDEC correspondiente al primer semestre del 2020, el 39,3 % de la población fueguina es pobre. Dentro de ese grupo de ciudadanos, casi el 10 % es indigente. 65.000 personas, aproximadamente, atraviesan esta situación.

En términos sanitarios, según fuentes oficiales, TDF ostenta un triste récord en la tasa de contagios: duplica la media nacional. En cuanto a la evolución de la tasa de mortalidad, es la segunda más alta.

La situación sanitaria, social, económica y financiera de TDF tiene características de catástrofe. Y si bien en gran parte las causas son exógenas, en lo local solo parece haberse aprovechado la situación para consolidar situaciones de desigualdad.

El abultado crecimiento de los fondos coparticipables, la ayuda financiera nacional, y el hecho de tener depositados los fondos para obras, podrían haber sido un colchón para amortiguar el impacto de la crisis. Lejos de ello, la paralización completa de la obra pública, la transferencia de fondos a misteriosos fideicomisos, o la asombrosa operación de convertir dólares en pesos que no se distribuyeron, parecen ser señales de un futuro escándalo. La estatización de la deuda privada de otras épocas, está en ciernes de transformarse en la apropiación privada del crédito público. 

La retención de fondos coparticipables, traduce una ingeniería jurídica que tiene por objeto cubrir déficit con dinero ajeno, al tiempo que comienza a desnudar una situación financiera delicada.

En un marco de debate nacional, en donde el incremento de tarifas es el punto que decide el perfil de un gobierno (conflicto Guzman/Basualdo), en TDF se suceden incesantemente los incrementos exorbitantes en las tarifas de servicios públicos o, a comienzos del invierno, la reducción de subsidios al gas envasado.

En contraste, los aumentos exponenciales de sueldos a funcionarios públicos, el favorecimiento de empresarios amigos o el aumento de transferencias para consolidar alianzas, comienzan a mostrar que la formación de una verdadera casta no es el resultado de una recuperación asimétrica, sino la consecuencia de un claro proyecto político. Está claro quienes están viviendo mejor.

La estrategia política de fidelizar un reducido electorado a costa de profundizar la desigualdad, no tardará en producir consecuencias políticas. Como a un capitán, no se le puede responsabilizar de la altura de las olas. Pero sí del rumbo. No sería correcto imputarle el estado de la tormenta, pero sí que en medio de la tempestad se ponga a vender salvavidas.