Vamos al cine: Il Segreto (Por Alejandro Rojo Vivot)

CINE POLÍTICO PARA REFLEXIONAR

La muy divertida película estadounidense “El secreto de Santa Victoria” (O segreda de Santa Vittoria) (1969), dirigida y producida por el extraordinario y prolífero Stanley Kramer (1921-2001), cuyos protagonistas fueron, entre otros: Anna Magnani (1908-1973), Stanpor Anthony Quinn (1915-2001), Virna Pieralisi (Virna Lisi) (1936-2014) y Hardy Krüger (1928). Está basada en la novela del mismo nombre del exitoso escritor estadounidense Robert Chrichton (1925-1993).

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Este clásico cinematográfico comienza con el asesinato del dictador Benito Amilcare Andrea Mussolini(1883-1945), por lo que gran parte de la población de un pequeño pueblo rural exige la renuncia de las autoridades locales fascistas.

Entonces asume un antiguo vecino, frecuentemente alcoholizado, pendenciero y sobre todo valiente. A los días llega el ejército alemán buscando robar la importante producción de vino de alta calidad de la región.

El pueblo se organiza, como una moderna Fuenteovejuna, (Lope de Vega Carpio (15621635), donde se suceden dramáticas y muy divertidas historias entrecruzadas, mientras la ciudadanía articulada y actuando inteligentemente puede lograr casi imposibles, como el avance de los poderosos que quieren ir por todo.

Las diferencias son dejadas de lado, por lo menos mientras dure la contingencia que abarca a todos por igual.

Para conocer el final de la ficción hay que dejar por un rato el teléfono celular y ver con atención la película; no se arrepentirá.

El chiste y su relación con el inconsciente

El humor político posee una particular cualidad en cuanto a su certero resultado, aunque el contexto ubicado sea pasado superando varias generaciones: su vigencia indica la calidad del presente y le agrega una cuota humorística para no llorar.

Posiblemente, también sea relevante como la casi mítica canción de 1931: según pasan los años, (Herman Hupfeld (1894-1951), (Casablanca, 1942) muchas situaciones se mantienen, agravándose en algunos casos, como el autoritarismo, funcionarios verborrágicos y gritones que amenizan con risibles sus dislates: “por favor, vayan y contagien”, la corrupción incluyendo el hurto de vacunas en medio de una muy larga e ineficiente cuarentena con decenas de miles de fallecidos sin inocularse, etcétera.

El humor político también encuentra campo fértil, por ejemplo, en el más aberrante hecho colectivo de la humanidad que sucede por decisiones de los conducen algunos países: la guerra.

UN APORTE

El teólogo luterano y sociólogo austríaco Peter Ludwing Berger (1929-2017), escribió: “La posición excéntrica del ser humano le permite percibir el mundo como un lugar limitado y abierto a la vez, como algo familiar y extraño, significativo y sin sentido. Puede decirse que Plessner añade a lo cómico lo que Scheler denominó la ʽapertura al mundoʼ característica del ser humano. Sin embargo, además, tanto la risa como el llanto sitúan al individuo en situaciones marginales o fronterizas (Grenzlagen), en las que el equilibrio habitual de su existencia se ve alterado. (No obstante, estas situaciones no son en absoluto infrecuentes o extraordinarias. La ocurrencia frecuente, ordinaria de estos fenómenos revela al ser humano como un ser esencialmente marginal). (Risa RedentoraLa dimensión cómica de la experiencia humana. Editorial Kairós. Página 93. Barcelona, España).

HOY

Es una buena experiencia para reflexionar en la actualidad, pues a medida que aumentan los fallecidos por decenas de miles, las luchas por el poder se acrecientan entre los escombros de miles de emprendimientos generadores de bienes y servicios, más y más de allegados y parientes ocupan cargos públicos de relevancia aunque sean ineptos para las funciones designadas, etcétera.

Ver buen cine es una inteligente decisión.