DESOPILANTE ANÁLISIS. Identidades y tonadas de los migrantes en la mirada de Pedro Saborido

El reconocido escritor y productor Pedro Saborido analiza las características y particularidades de las identidades y tonadas de los migrantes. En las dinámicas culturales de Argentina, Pedro se adentra en la irresoluta identidad patagónica.

En una de sus habituales y jugosas charlas radiales, Pedro Saborido, escritor, guionista, productor y director de diversas ramas del arte, desmenuzó aspectos de la identidad y la tonada de los migrantes, tanto internacionales o transoceánicos, de mediados del siglo pasado, como de las propias provincias argentinas, con la imprescindible referencia de la Patagonia en general, y de Tierra del Fuego muy en particular.

Saborido hizo hincapié en la tonada cordobesa, señalando que esta no debe ser generalizada exclusivamente a la ciudad de Córdoba. “La tonada cordobesa es la tonada muchas veces identificada como la de Córdoba Capital, tengamos cuidado con eso. Después te aparece un cordobés que no tiene tonada y decepciona al cordobés sin tonada. Es como un cordobés sin amenities, medio como una Pepsi de Córdoba”, expresó con su característico sentido del humor.

Asimismo, Saborido hizo referencia a la percepción humorística que rodea a los cordobeses de la capital: “el cordobés de Córdoba capital, con esa tonada, ya da gracioso. Parece que, como (el senador Luis) Juez, muchas veces estuvieran obligados a ser graciosos. Es más, creo que hay como una demanda de que sean graciosos”, comentó.

Continuando con su análisis, Saborido mencionó las expectativas asociadas a la identidad mendocina y cómo esto puede llevar a equívocos. “A un mendocino se le exige que sepa de vinos. Uno se junta y si hay un mendocino, que el mendocino elija el vino. Y por ahí le gusta la Coca Light”, bromeó.

En cuanto a los habitantes de Tierra del Fuego, el creativo reflexionó sobre la naturaleza dinámica de su identidad, influenciada constantemente por la llegada de nuevos migrantes: “el ushuaiense, el patagónico, todavía está hecho de algo que todavía no termina de establecerse. Son identidades dinámicas. Llega todo el tiempo gente, un día te llegan 500 sanjuaninos juntos y te sanjuaninizan todo durante un tiempo”, explicó.

El reconocido escritor también destacó cómo las personas pueden convivir con diversas tonadas sin darles demasiada importancia: “muchas veces ocurre que deben estar ya bastante acostumbrados a convivir con tonadas, pero rápidamente dejarlo como un dato más. O sea, es pelirrojo y chileno. Es pelado y misionero. El ushuaiense debe tener seguramente en su matriz esto de conocer gente y preguntar como de dónde sos, cuánto hace que viniste”.

Para Saborido, la pertenencia territorial desempeña un papel crucial en la construcción de la identidad. Así postuló: “una pertenencia como si fuera una religión. Soy católico, soy judío, soy neuquino, soy cordobés Porque como las familias todavía seguramente siguen teniendo el peso de ser de Córdoba en su tonada, en su familia, en que quizás piensen en volver, en su nostalgia o en su cultura, escuchando y dándose todo el día con la Mona Jiménez y con el escudo de Talleres de Córdoba en la casa”.

Saborido también recordó los apodos utilizados en el pasado para referirse a los descendientes de inmigrantes, como “gallego” o “tano”, reflejando la identidad cultural de cada individuo y sus raíces. Estos apodos eran una forma de reconocimiento y pertenencia.

En sus palabras, Saborido hizo mención a los enclaves de diferentes comunidades en el Gran Buenos Aires, donde se reunían y protegían mutuamente: “en Gerli, hay pequeños enclaves aún de tanos que llegaron en los ‘60 y son así de ochenta y pico de años, que todavía tienen acento”, compartió. “Porque de pronto venía alguien de Rimini, a su vez, con tanos allá cagándose de hambre, iban y traían a un familiar, y el otro iba trayendo. Hay muchos lugares del conurbano que son el traslado de 15 familias de un mismo pueblo de Italia”.

Para el próximo encuentro virtual por FM Master’s, Pedro Saborido prometió abordar un tema candente y dejó la pregunta flotando para ir preparándose: “¿En qué momento alguien se empieza a sentir ushuaiense?”. Imperdible.