Llegaron las ballenas a las costas de Chubut y de la Patagonia

Entre junio y diciembre, sobre todo en Chubut, miles de ejemplares de ballena franca austral se acercan a las costas para apareamiento y cría. Su presencia es creciente, por lo que es cada vez más frecuente verlas también en otras zonas como Mar del Plata y Ushuaia. 

Comenzó la temporada de ballenas en las costas de la Patagonia argentina, un atractivo mundial de impresionante y majestuosa belleza natural que convierte a la región en uno de los polos turísticos más importantes del planeta en la materia. 

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Gabriela Bellazzi es la coordinadora del Programa de Varamiento de Cetáceos de la Red Fauna Costera de la provincia de Chubut, en cuyas costas de la zona de península de Valdés se produce la enorme y creciente concurrencia de la ballena franca austral, única en el planeta.

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Ballenas en Chubut

Gabriela comentó en el programa Noticia de Tapa Radio que este miércoles comenzó la temporada de avistaje embarcado en las costas de la provincia de Chubut, “un éxito total en el pueblo de puerto Pirámides, el municipio y 6 empresas salimos todos a recibir a las ballenas y ellas nos dieron un recibimiento espectacular” contó entusiasmada. E invitó a quienes aún no presenciaron semejante espectáculo a no perdérselo, porque “es una experiencia única para todos quienes quieran venir a verlas”.

La experta en cetáceos comentó que junio es la época de apareamiento, por lo que es frecuente ver entre ahora y agosto, frente a las playas, a “grupos de cópula”. Luego nacen las primeras crías y en octubre y noviembre permanecen las madres con sus ballenatos, hasta diciembre, siempre hablando de la especie ballena franca austral.

Que no son los únicos visitantes de nuestras costas. Por ejemplo, las enormes orcas están todo el año merodeando la costa chubutense y también de otras zonas patagónicas. De hecho, no es infrecuente apreciarlas en la bahía de Ushuaia. “A veces solamente se acercan y acosan a las ballenas, otras veces cazan ballenatos. Y una de las mayores causas de varamiento de delfines y ballenas en la zona es que escapan de las orcas” explicó el fenómeno natural la especialista.

Así relató el caso de hace unos años atrás cuando cinco delfines, aterrados por la presencia de orcas, vararon en la playa El Doradillo, cerca de la ciudad de Puerto Madryn: “Perseguidos por las orcas, preferían tirarse a las piedras para escapar. Pudimos rescatar a todos” recordó Gabriela.

Consultada sobre la actitud del vecino común cuando, en las costas de sus ciudades patagónicas, con la sana intención de colaborar ante un varamiento de alguno de estos grandes cetáceos, se mete al agua, señaló que “lo ideal es trabajar con gente capacitada para intervenir en caso de varamiento. No se recomienda que gente que no sabe cómo actuar se meta al agua, porque se pone en riesgo y además pone en riesgo a los animales” enfatizó.

Entre los meses de mayo y diciembre circulan por el área de península Valdés entre 2000 y 2500 ballenas. “Entran y salen todo el tiempo en los dos golfos, Nuevo, con más presencia, y San José. Tenemos un promedio de 400 crías por año y es una población que se está expandiendo, porque colmó la capacidad de carga de la península y están recolonizando otros sectores de la costa argentina”.

En Chubut en los últimos 20 años la población de ballena franca austral se duplicó. Lo que explica su expansión hacia otros lugares, como la provincia de Buenos Aires, donde no tienen una protección adecuada o no está prohibida la navegación. “No tienen un sector intangible en época de ballenas para que no entren embarcaciones. Es un tema a tener en cuenta porque van a empezar a aparecer ballenas por todos lados y la legislación no está preparada” alertó Gabriela sobre esta nueva problemática.

En Chubut está obviamente prohibida la captura y cacería de ballenas, actividades que claramente están en retroceso en todo el mundo. La amenaza principal para estos mamíferos marinos, según explicó la coordinadora, son las redes fantasmas de barcos pesqueros, y los plásticos cada vez más presentes en los océanos, que son ingeridos por la mayoría de estos animales.

Por último, no consideró que el ingreso de barcos de gran porte o cruceros, como en el caso del puerto de Ushuaia, afecte la presencia de ballenas o demás cetáceos. La especialista explicó la situación en Puerto Madryn, donde se dispuso canales especiales para el ingreso de barcos y de esta manera no se apreció que disminuyera la presencia de fauna marina.

Gabriela cree que en Ushuaia la situación no debería ser problemática en este sentido, básicamente porque “el tipo de tráfico que reciben nuestros puertos en Argentina no es nada comparado con, por ejemplo, el Atlántico Norte donde hay mucho más tráfico, donde hay problemas de colisiones con ballenas sobre todo francas que son algo lentas o distraídas”.