PLUMAS INVITADAS: HUMOR POLÍTICO: COMO HACE UN SIGLO Y HOY (Por Alejandro Rojo Vivot)
Las compulsas electorales contribuyen también a enriquecer el acervo de los disparates donde el humor los convierte en más llevaderos como lo hace más de un siglo.
“A la gente más tradicional, los rebuscamientos en el léxico no le gustaban demasiado: el cutis era la piel, y el cabello el pelo, de modo que si iban a un lugar y escuchaban decir cabello, catalogaban de mersa al que lo decía. Piloto era casi una mala palabra, debía decirse impermeable o mejor aun capa de goma (…) Empecé a explotar con sentido humorístico esas diferencias”. (Landrú)
Las compulsas electorales contribuyen también a enriquecer el acervo de los disparates donde el humor los convierte en más llevaderos como lo hace más de un siglo.
Al respecto, el célebre dramaturgo y periodista español Luis Gabaldón Blanco (1869-1939) se inspiró en unos comicios estadounidenses de su época y los relató con inteligente ironía como una crónica teatral.
ES MEJOR REIR QUE LLORAR
(1908) “La vieja comedia electoral va a representarse próximamente en Nueva York (y en todo el país) con un nuevo y sorprendente espectáculo.
Nuestras compañías políticas, que la tienen en su repertorio, maldito si se cuidan de ponerla en escena sin otro atrezzo (depósito de utilería teatral) que el tradicional y conocidísimo coacciones, pucherazos (fraude electoral), suspensión de ayuntamientos y demás armas al hombro electorales.
La apoteosis más o menos brillante del caciquismo, según los elementos que dispone la compañía, es un mal obligado que no produce en el auditorio ningún efecto, porque ya se sabe a qué atenerse, y harto conoce la tramoya (mecanismo escénico oculto a los espectadores) política.
Otras veces se añade a la vieja comedia un parlamento (discurso) del sufragio universal, (en debate en esa época) que los individuos de la claque aplauden (rentados), pero que también está muy desacreditado entre el público que asiste a las representaciones.
¿Qué decir de los viejos programas políticos, de los manifiestos en que ofrecen los candidatos: escuelas, carreteras, ferrocarriles y hasta un ‘Toboggan’ (trineo) si salen elegidos Cortes (legislatura española)?
¿Qué de los ofrecimientos fantásticos ante los comités electorales; qué de las promesas lanzadas desde el balcón de la casa consistorial (edificio para las autoridades municipales) a la multitud inocente, que escucha, entre copla y copla de la rondalla (grupo de músicos populares) con que festejan al candidato, una porción de bellas mentiras instrumentadas con una aparente y amable sinceridad?
Todo esto es de nuestro más gastado repertorio, y aun sigue representándose por esos pueblos todos los años.
En cambio, en los Estados Unidos se ha progresado extraordinariamente en el teatro de la política, y en la actualidad se monta la comedia con gran espectáculo, interviniendo hasta sagrados animales además de los individuos que aspiran a ser representantes del país. (Cada uno es representado por un animal: Partido Republicano es un elefante y el del Partido Demócrata un burro).
Roosevelt, que debe abandonar la presidencia de la república aproximadamente, pues al hombre ya ha cumplido con prórroga y toda su misión, ha propuesto para substituirle en las próximas elecciones a Taft, su ministro de la Guerra.
El partido democrático presentará frente a esta candidatura la de Bryan, la primera reserva, siempre dispuesto a tomar parte en el primer tercio, aunque nunca le dejan entrar los de tanda.
Taft, hasta ahora, lleva la mejor parte, por ser el candidato oficial.
El día de su proclamación hubo en Nueva York un gran movimiento. Bandas de música recorrieron las calles engalanadas con banderas y colgaduras; danzantes, en sentido profesional de la palabra, se entregaron al furor de frenéticos bailes, y por último, y aquí entra la novedad del espectáculo, según refiere el diario londinense Il Dail Mail, un elefante, no un elector gordo, un elefante auténtico, ofreció al futuro presidente Taft un hermoso ramo de flores que llevaba discretamente en la trompa. (William Howard Taft fue presidente estadounidense y más tarde presidente de la Corte Suprema de Justicia; reconocido como abogado exitoso comprobable).
El momento fue solemne y hasta conmovedor.
Taft, rodeado de algunos de sus amigos y parientes que le acompañan en su viaje de propaganda, salió a recibir al galante paquidermo, que en nombre del partido republicano le entregaba unas flores frescas y simbólicas.
Taft, agradecido al obsequio, dio las gracias a los correligionarios paquidermos, y éstos se retiraron haciéndose trompas de la galantería del indiscutible presidente de la república. ¿Cuándo en nuestras elecciones introduciremos una novedad de tan buen gusto como ésta?
Hasta ahora, sólo los resignados burros han tenido inmediato contacto con los representantes del país.
Ellos han recorrido en el trajín electoral leguas soportando sobre sus lomos a muchos padres de la patria, aunque a ningún jumento (asno) se le ha ocurrido ofrecerle flores a un diputado.
Únicamente, al acabar algunos discursos han rebuznado con oportunidad.
Nada se impone en las próximas elecciones el numerito del elefante, si queremos mover un poco el viejo repertorio electoral”. (Gabaldón, Luis. Los animales en las elecciones. PBT. Semanario infantil ilustrado (para niños de 6 a 80 años). N° 203. AÑO V. Página 20. Buenos Aires, Argentina. 3 de octubre de 1908.)
AQUÍ Y AHORA
En el texto transcripto, hace más de cien años, están incluidas cuestiones claves como el voto femenino, la supresión de reelección indefinida ya iniciada por el primer Presidente George Washington que se autolimitó a un único mandato a pesar de las presiones que recibió para mantenerse en el poder; además rechazó percibir una jubilación de privilegio, volviendo a labrar la tierra hasta su fallecimiento. Una Ley de 1958 creó el privilegio.
Nunca se modificó la Enmienda constitucional 22 para poder aspirar a más de dos mandatos establecidos en 1951.
Jamás traicionó, ni expuso públicamente discursos vacíos de contenido, como tampoco impulsó plataformas electorales conformadas por frases estereotipadas, falaces promesas de campañas, burda propaganda partidaria, trueques de cargos sin concurso por adhesiones impensadas, espurios fondos aplicados a la política proselitista, etcétera.
ADEMÁS
Casi siempre es constante la falta de creatividad de muchos de los candidatos como de ciertos políticos que buscan perpetuarse en el poder, rodeados de la genuflexión de acólitos que viven del dinero aportado por los contribuyentes.
Es necesario sumar a los derrotados que se fueron antes de cumplir con los respectivos mandatos para no encontrarse públicamente con los triunfadores, ante un pueblo harto.
Desde luego que están los demás que honran la militancia por la cosa pública.
En este sentido, el humor inteligente continúa nutriéndose y, como vienen los asuntos, será por mucho tiempo más.
NOTA
Parte del libro “DisHumor” (3 ediciones) del que Alejandro Rojo Vivot es coautor, fue expuesto en 30 gigantografías en la Plazoleta “Cuatros Siglos”. Salta, Provincia de Salta. (2008).
