Ricos y famosos (con plata pública) por Guillermo Worman

El privilegio de casta llegó para quedarse. Es una formula donde funcionarios provinciales gozan de todo tipo de privilegios y exhibiciones, como si el gasto incontrolable fuese su principal actitud frente a la vida y religión. 

No solo se trata de un verdadero festín de compras directas a proveedores que no pueden justificar cómo facturan millones a través de contrataciones digitadas, a la vez que están registrados ante la afip en las categorías que menos tributan. Es, además, un carnaval de evasión impositiva.

La cultura del descontrol de gastos es un pésimo ejemplo de las más altas autoridades en medio de una crisis que arrasa con la economía fueguina, a excepción de la dirigencia política provincial, su corte de aduladores, familiares, amigos y un sector del Poder Judicial y la Legislatura que operan en modo ¨farándula¨. 

En una provincia donde la incertidumbre sobre la próxima temporada invernal y la amenaza creciente de la migración del turismo de cruceros hacía los destinos chilenos de Punta Arenas y Puerto Williams, el despilfarro de fondos estatales en el pago de viviendas, combustibles y pasajes para funcionarios cae como una bomba de indignidad en la población. 

El problema es que el descontrol de gastos sucede en medio de la emergencia educativa y sanitaria, declarada por Ley, y a pedido del propio gobierno que comete todo tipo de gastos excesivos y contrataciones irregulares. 

Y aunque el gobierno intente declamar una posición progresista, la desfachatez de muchos de sus funcionarios ya resulta absolutamente indisimulable. 

Impulsados por la sensación de impunidad judicial desde principios de año, en los últimos días salieron a la luz todo tipo de escándalos relacionados con gastos superfluos y contrataciones. 

Ahora se sumó a las compras inexplicables, el festín de pasajes con fondos legislativos que autoriza la vicegobernadora Mónica Urquiza, como en los casos del ex gobernador José Estabillo y el funcionario del IPRA, Ricardo Sala. 

La dirigencia política fueguina tiene la obligación de conducirse con mucha más razonabilidad y criterio en momentos de una profunda crisis, donde grandes sectores de la población sienten que el futuro no va a ser muy distinto que el duro presente de generó el crack sanitario.

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por Guillermo Worman

Sin embargo, los gestos son muy poco alentadores: Se consolida un jet set de funcionarios con estilos de vida de celebridades, que no pueden explicar el origen del dinero que gastan en estilos de vida que indignan cada vez más a la población.

Todo este espectáculo pone sobre la mesa la desconexión entre un sector de la dirigencia que disfruta de un estilo de vida que la enorme mayoría de la población ni siquiera puede añorar, mucho menos en momentos de angustia por la crisis económica y social que atraviesa Tierra del Fuego. 

Sin dudas, lo peor es que el origen de tanto dinero despilfarrado en favor de los propios funcionarios: deja de ir a áreas tan golpeadas como la salud, educación y la obra pública para intentar reactivar la economía provincial. 

¨Ricos y famosos¨ no puede ser el lema de quienes tienen la obligación de sacar a la sociedad fueguina de una crisis que no ha tenido precedentes dentro de su territorio. 

En definitiva, todo este derroche debe terminar cuanto antes y hacer foco de la inversión pública en la población que necesita del apoyo estatal hasta tanto dure la crisis que tanto ha golpeado a Tierra del Fuego. 

*Por Guillermo Worman