Península Mitre: ficción y realidad en uno de los lugares más inhóspitos del mundo

Hay en la Argentina un territorio equivalente a veinticinco veces la ciudad de Buenos Aires, pero casi completamente deshabitado, al que azotan todos los demonios del clima y que está enmarcado por restos de la Cordillera de los Andes y por las aguas más bravas del Atlántico Sur.


En ese lugar llamado Península Mitre, ubicado al sureste de la isla de Tierra del Fuego y al que podría caberle el rótulo del sitio más inhóspito del mundo, transcurre “Crónica de una estafa”, el reciente libro del escritor fueguino Carlos Zampatti.

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En ese paraje como eje de la trama, porque también sucede en Ushuaia, la capital fueguina, en edificios caros de Puerto Madero y en negocios de antigüedades de San Telmo.

El argumento combina mundos aparentemente irreconciliables: el de la naturaleza virgen y los naufragios del siglo XIX, con el de los zares de las fábricas electrónicas, la corrupción gubernamental y las luchas ambientales.

En la ficción, un guía de turismo y baqueano de la Isla, Nelson Zambrano, se topa con un descubrimiento arqueológico durante una excursión a la península en compañía de un reducido contingente de turistas. Aquel hallazgo lo llevará a vivir una historia de maniobras políticas y confabulaciones, donde se entremezclan los intereses inmobiliarios (y de otro tipo) del dueño de una empresa de productos electrónicos radicada en la isla, con la discusión que sostienen ambientalistas para que esa zona sea convertida en un parque provincial.

“La mejor forma que encontré para abarcar el mundo de Península Mitre es una ficción que la transite. Básicamente, porque hay cosas que no se pueden decir o contar en forma directa sobre determinados personajes”, afirmó Zampatti en dialogo con Télam.

Este marplatense radicado en Ushuaia desde 1974, autor de tres novelas en los últimos seis años, suele utilizar el recurso de novelar episodios con altas dosis de actualidad y, sobre todo, con grandes chances de convertirse en episodios de la vida real.


De hecho, en 2017 publicó “El día del sismo”, que imagina un fuerte terremoto en Ushuaia (zona sísmica por naturaleza aunque no ocurre un movimiento importante desde 1949) y en 2019 presentó “7000 días en la Siberia argentina”, que recrea la fuga del anarquista Simón Radowitzky del antiguo penal de la ciudad.

“Empecé a escribir esta novela a raíz de la demora en el tratamiento del proyecto de ley para transformar a la península en una reserva. Y también por otro libro que habla de naufragios. Me impactaron los intereses sectoriales que hay sobre el futuro de la zona. Todo eso aparece en la trama”, contó Zampatti.

La ficción de las historias reales, y la potencial realidad de los argumentos ficcionados constituyen un tema con el que el autor fueguino experimenta en muchos de sus trabajos más recientes.

“Almudena Grandes decía que mientras el historiador documenta exhaustivamente un relato que es cierto, aunque a veces pueda llegar a parecer ficticio, el novelista se inventa de cabo a rabo un relato que es ficticio aunque debe parecer cierto. Porque la regla de la historia es la verdad, mientras que la regla de la ficción literaria es la verosimilitud”, citó el escritor.

Zampatti define a Península Mitre como “un lugar inhóspito e inabordable. Una tierra casi inaccesible, de feroces vientos antárticos y de un clima extremo, atravesada por historias de naufragios y navegantes”.

Tal vez por eso, cualquier historia que se desarrolle en estos parajes adquiera rápidamente niveles de epicidad difícilmente equiparables.

Los personajes transitan por tierras similares a las de hace 500 años, tapizadas por los turbales más grandes de Sudamérica, en medio de ganado bagual y subiendo y bajando por acantilados altos como edificios.

La riqueza natural del lugar motivó una histórica discusión acerca de si debe o no ser preservado de la actividad humana. Y ese debate que comenzó en 2003 y se reactivó en 2018, permanece aún en estos días, dando lugar a historias de ficción como la que se propone en el libro.

La zona también está repleta de misterios marítimos sin resolver. Naufragios poco documentados, tesoros desaparecidos, testimonios que solo han corrido de unas pocas bocas a otras.

Los que más conocen el lugar son sus escasos pobladores, casi siempre ermitaños, hombres de “pocas pulgas” repletos de más secretos que certezas.
“Es un territorio con un imaginario descomunal, cargado de una historia aun no explotada, donde realidad y ficción se confunden a cada paso”, dice Zampatti.

Sin embargo, el libro se aprovecha de esa atracción natural para plantear, tal vez, un dilema más profundo: ¿el destino de un sitio despoblado es fundar una cultura propia, o repetir una similar a la que arrastren sus nuevos habitantes?

Sin pronunciarse sobre el asunto, la obra parece adherir a la segunda posibilidad, simplemente exhibiendo las consecuencias de dejar librado el patrimonio ambiental e histórico, a los factores de poder que ya se imponen en poblaciones cercanas.

“Algo de eso hay. No quise describir nada más que un territorio indómito, sino cruzarlo con una realidad posible. Los personajes del libro no son reales, pero podrían serlo. Algunos, incluso, son reconocibles para las personas que habitan la isla desde hace unos años”, reconoció el autor.

Será por eso que “Península Mitre. Crónica de una estafa” atrapa por su doble magnetismo: por un lado, la curiosidad por adentrarse en un territorio fantasmal como casi no quedan en la Tierra y, por otra parte, la postulación de que cualquier paraje, por más deshabitado y recóndito que parezca, está predestinado a tener la impronta de las sociedades que allí se instalen.