Un ex secretario de Turismo del municipio de Ushuaia denotó el abandono que sufre el histórico edificio de Fadul y San Martín. Propuso su recuperación para darle un uso cultural que resalte la identidad de la ciudad.
El histórico edificio situado en la muy céntrica esquina de San Martín y Fadul, sufre actualmente un deplorable estado de abandono, ante la atónita mirada de la comunidad ushuaiense que recuerda su importante valor patrimonial. Julio Lovece, ex secretario de Turismo municipal y ferviente investigador del patrimonio de la ciudad, compartió por FM Master’s su pena y preocupación por el abandonado inmueble, que otrora albergara al cine General San Martín, inaugurado en 1950.
«El edificio está abandonado desde hace bastante tiempo. Fue el viejo y recordado cine General San Martín, que además encierra un montón de historias», afirma Lovece, quien recordó con nostalgia la importancia que tuvo ese cine en la vida social y cultural de los habitantes de Ushuaia durante décadas. «Muchos de aquellos que éramos chicos allá por la década del 70, incluso del 60, íbamos al cine a mirar películas en una época en la que no existían los videoclubs ni las videocaseteras», rememoró, añadiendo que este lugar fue también testigo de la evolución tecnológica en la ciudad, en una época en la que los medios audiovisuales eran limitados.
El cine, más allá de su función principal, era un punto de encuentro social. «Había una confitería muy linda y amplia, donde nuestro recordado Tano Taberna vendía unos riquísimos helados y masas que disfrutábamos en el lugar», recordó Lovece, evocando la importancia del edificio como un espacio de reunión y recreación para los vecinos.
Con el paso del tiempo, la situación del edificio cambió drásticamente. Diversas iniciativas se propusieron para su recuperación, aunque ninguna prosperó. «Creo que se hicieron algunos estudios respecto de la estructura del edificio y esos estudios no dieron del todo positivos», explicó. Estas evaluaciones técnicas pusieron en duda la viabilidad de proyectos que contemplaban la creación de un museo o un centro cultural que recuperara el espacio, transformándolo nuevamente en un punto de referencia cultural para la ciudad. Sin embargo, los informes estructurales negativos hicieron que muchos de estos sueños se desvanecieran.
El edificio, que alguna vez albergó también oficinas y un supermercado, es hoy, según Lovece, irreconocible. «Está en un estado muy lamentable, hay mucha suciedad, vi mucha basura, incluso paredes demolidas», describió con pesar, aludiendo a la ruina del antiguo salón de cine. «Los asientos estaban todos cubiertos de tierra, y parte de la pantalla aún se veía. Para mí fue como estar en una escena de ‘Cinema Paradiso’. Se me escapó un lagrimón», confesó.
A pesar de las dificultades y el deterioro evidente del edificio, Lovece insiste en la necesidad de hacer algo con este espacio, resaltando el valor simbólico y cultural que tiene para Ushuaia. «Cuando se empezó a analizar las alternativas, habíamos pensado en algo parecido a un centro cultural y recuperar el cine para pasar películas, incluso para el turismo», relató, aunque lamentó que todos estos proyectos hayan quedado en el olvido.
Para Lovece, es imperativo que este edificio no termine siendo destinado a un uso puramente comercial o turístico, como podría ser la construcción de departamentos de alquiler. «Coincidíamos todos en que no sería bueno demolerlo para construir otro edificio de departamentos», sostuvo, argumentando que el valor histórico del lugar debería preservarse y convertirse en un espacio de uso social y cultural.
Lovece ve en el edificio una oportunidad única para la creación de un centro cultural en manos del Estado, un lugar donde los artistas y gestores culturales de la ciudad puedan desarrollar actividades, y donde el público local y visitante pueda conocer más sobre la historia y la identidad fueguina. «Siempre he soñado con ese lugar como un centro cultural», añadió, describiendo su visión de un espacio multifuncional, que albergue una sala de teatro de gran capacidad, exposiciones y conciertos, y que fortalezca el sentido de pertenencia de los fueguinos.
A pesar de los desafíos estructurales y la burocracia, Julio Lovece mantiene la esperanza de que este edificio pueda recuperar su relevancia y convertirse en un pilar cultural para Ushuaia. «A veces el principal enemigo es la burocracia. Cuando esto forma parte de un bien del Estado y el Estado no le pone todo lo que tiene que poner, parece ser que ante la duda prefieren no hacer nada», criticó finalmente, llamando a la acción para salvar un inmueble que, según su visión, es más que un simple edificio: es un testimonio del pasado y un recurso invaluable para el futuro cultural de la ciudad.
