VIOLENCIA DE GENERO: “Sentí que el video era mi seguro de vida” confesó Carla

En la extensa entrevista que brindó en un medio colega, Carla K, la mujer víctima de violencia por parte de su esposo, un alto funcionario judicial, reflejó el calvario que debió vivir en los últimos tiempos. El video, la repercusión, la contención, la Justicia, sus hijas, fueron materia de su valiente reflexión. 

Un extenso y conmovedor relato del caso que cobró una inédita repercusión hizo, a través de Radio Provincia, Carla K, la mujer víctima de violencia de género por parte de su esposo, el alto funcionario del Poder Judicial de Tierra del Fuego, el abogado Marcelo Guzmán.

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Entrevistada por el periodista Sergio Sarmiento, Carla K desmenuzó uno por uno todos los detalles y pormenores del calvario que debió afrontar por años, en su convivencia con una persona violenta en varios sentidos, de su decisión de denunciarlo y hacer público su sufrimiento, y de la enorme repercusión mediática y social, que a fin de cuentas le trajo a Carla algo de esperanza, después de tanta angustia.

apoyo a carla marcha violencia de genero
Carla en la marcha de mujer frente al Palacio de Tribunales

Serena, reflexiva, calma, Carla K demuestra que está entera como para transmitir su dolorosa experiencia y compartirla con una comunidad que reaccionó monolíticamente en su apoyo: “Me preguntan mucho por qué hice el video… porque sentí que era mi seguro de vida”. Claro que jamás imaginó la tremenda repercusión que iba a generar, y todo lo que vino después.

“No lo venía ni meditando, fue un momento de desesperación, de miedo. Lo hice, pero jamás me imaginé que en tan pocas horas se iba a compartir tantas veces. Yo lo hice y quedó ahí, ni siquiera lo volví a mirar. Después me empezaron a llover mensajes a mi celular. Fue una cosa increíble”, y en su relato se percibe que aún no logra asimilar tantas muestras de apoyo, consuelo y acompañamiento.

Carla acepta sentirse ahora “un poco más tranquila”, aunque es plenamente consciente que “esto no terminó, recién empieza”. Y se adentra en las circunstancias de su insólito peregrinar por los juzgados que tuvo que afrontar tanto ella como su pequeña hija en los últimos ajetreados días.

Por ejemplo, hace mención a la resolución del Juzgado de Familia que circuló por los medios, en donde el Juez que atiende la causa “primero le había otorgado a Guzmán, al agresor, lo que había pedido, que nos prohíban salir de la isla a la menor y a mí”, luego que ella solicitara viajar a Chaco, su provincia natal donde tiene toda su familia, aunque sea de manera transitoria. Enfatizó Carla que esa petición se la hizo “a la misma persona (el Juez) que lo escucho a él. Con todo lo que pasó, el estado público que tomó, la movilización, la ayuda de gente de Chaco, de la jueza, del Gobierno de allá, sale esta resolución como volviendo atrás con la prohibición, pero con un permiso transitorio”.

Primera arbitrariedad que cae, por el peso de la presión pública, la enemiga más acérrima del Poder Judicial fueguino, parece a esta altura. “No es lo que estábamos necesitando” agrega en relación a la transitoriedad de la medida que, claramente a regañadientes, tomó el Juez. “Pero hoy (por el viernes) una de mis abogadas, la doctora Echazú me explicó que ya estaba la firma del padre de la nena autorizando el traslado definitivo de la menor. Estoy muy contenta de poder volver a mi casa, al lugar donde nací, aunque ésta también era mi casa. Estoy muy contenta”.

“Sigue el proceso Penal, sigue el proceso de Familia, que espero que empiece a ser más justo, aprovecho para decirlo” se anima cada vez más Carla. Es que, en definitiva, no está diciendo otra cosa que lo que naturalmente debería suceder, siempre: “que el Poder Judicial haga lo que tiene que hacer, sin favoritismos, soltándole la mano a su gente, no en el sentido de que haya un favoritismo hacia la otra parte, sino que resuelva lo que tiene que resolver, en tiempo y forma y de manera equitativa” esgrime, asistida por la razón más elemental.

Pone el acento en uno de los aspectos que más indigna en torno al caso, en la posición de poder que el agresor tenía, y que claramente ejercía para someter violenta y desigualmente a su propia esposa: “Esta persona es abogado, pertenecía al Poder Judicial, estaba trabajando con gente muy poderosa y él hacía ostentación de ese poder”. Por ello vuelve a rescatar que “tuvo que pasar el video, la movilización, el colectivo de mujeres, de Ushuaia, del país, un montón de cosas más, para que recién, un domingo la noche, lo separaran provisoriamente de su cargo”. Más grave aun teniendo en cuenta, como con lógica dice Carla, que es “una persona que hace sentencias para toda la gente de la ciudad. No estoy hablando solo por mí, la persona que es profesor universitario ¿cuál es el ejemplo?”.

Para ella, el Poder Judicial en estos días posteriores a la visibilización de su caso “empezó a hacer algunas cosas como las tendría que haber hecho desde el día de la denuncia”. Así relata que, en aquella jornada, el Juez que intervino dictó una medida cautelar por el término de diez días. Pero después de eso, no resolvieron nada más… “hasta que todo esto comenzó a moverse” recalca.

Ese Juez cuando la recibe, lo hace “tres minutos. Y por lo que me dice, me di cuenta que realmente era cierto el miedo que yo tenía. Ese favoritismo. Fue un peregrinar al Poder Judicial por una cosa o por otra, horas y horas de declaraciones, como si yo fuera la culpable de lo que pasaba”. Esa es su sensación. Lamentablemente, todo tuvo que tomar estado público para que la Justicia comenzara a actuar.

Carla misma anticipa que quiere dejar “un mensaje a todas las mujeres que están pasando por lo mismo o cosas peores”. Con entereza y generosidad, anima a todas a que “a pesar de que este proceso judicial es muchas veces injusto, lento, hay que animarse a hablar, no hay que soportarlo. Primero hay que hacer la denuncia, una cree que está sola y en realidad no está tan sola”.

Sigue sin poder creer lo que generó la difusión de los ya célebres videos. Se da cuenta que la gente puede ser solidaria, “mujeres, hombres, te acompañan, te dan la mano. Aunque sea con un mensaje, una se siente ya más acompañada, todo es un poco más fácil y menos doloroso. Pero hay que animarse a hablar y no aguantar tanto tiempo”.

Lo importante de animarse a denunciar y hacer público los que les pasa, es que es fundamental “para protegerse, ellas y sus hijos, porque también crecen en ambiente que no está muy bueno. Los chicos se dan cuenta de todo, lo pude ver estos días”.

En el párrafo final de la primera parte de la extensa entrevista que el periodista Sergio Sarmiento le realizó en Radio Provincia de la ciudad de Ushuaia, Carla tranquiliza transmitiendo que sus hijas, la pequeña de 9 y la mayor de 19, “están mucho más tranquilas, a pesar de todo este barullo”. La menor, “contenta por poder viajar a ver a su familia, sus primos, sus abuelos. Están bien, gracias a Dios”. Y eso termina siendo lo más importante.

En ese específico aspecto, Carla no descuida que el proceso sigue para todos, tanto en la Justicia como en términos de contención para las niñas, “que va a tener que estar a futuro por bastante tiempo, porque esto deja huella”.