El líder sindical del SETIA expresó su preocupación por la delicada situación que atraviesan los trabajadores de dos empresas textiles, cuya producción se ha detenido, amenazando con dejar a numerosos empleados sin sustento.
En medio de un panorama de creciente incertidumbre, los trabajadores del sector textil en Tierra del Fuego ven cómo se desmoronan las bases de su estabilidad laboral. Las fábricas Textil Río Grande y Barpla, que durante años han sido pilares para la economía local, cesaron sus operaciones, sumiendo a sus empleados en la desesperanza y el temor por un futuro incierto. La situación es particularmente crítica en un sector donde la permanencia en el empleo había sido un baluarte, ahora en peligro de colapso.
Rodrigo Cárcamo, secretario general del Sindicato de Empleados Textiles y Afines (SETIA), expresó en FM Master’s su profunda preocupación por la situación. En declaraciones realizadas en el propio Día de la Industria, Cárcamo describió un panorama desolador: “Es triste, porque son compañeros que uno conoce hace muchísimos años. Como siempre remarcamos, en las textiles la antigüedad en todos los casos es muy elevada. Estamos hablando de algunos compañeros que pasan los 40 años de antigüedad”.
El caso más crítico parece ser el de Textil Río Grande, donde la situación se ha vuelto insostenible para muchos de sus trabajadores. Según Cárcamo, la empresa está «dilatando adrede la situación» al retrasar el cierre definitivo, lo que impide a los empleados acceder a sus liquidaciones finales en los términos que corresponden. “Esta dilatación lo único que hace es que el trabajador ponga en la balanza si hoy come o no come. Esa es la situación, no hay otra”, afirmó con firmeza el dirigente sindical.
La propuesta de retiro voluntario que ofrece la empresa fue duramente criticada por Cárcamo, quien la calificó de insuficiente e injusta. Según el representante de SETIA, la oferta equivale a “aproximadamente el 60% de la liquidación” y se pagaría en «cómodas 24 cuotas», lo que fue descrito como “prácticamente, una tomada de pelo”. Esta oferta genera rechazo generalizado entre los trabajadores, quienes ven en ella una falta de respeto a sus derechos laborales.
Ante la falta de avances en las negociaciones, el sindicato decidió abandonar la vía administrativa y apoyar a aquellos trabajadores que deseen emprender acciones legales contra la empresa. “El día viernes dimos la última oportunidad a la empresa, con el Ministerio mediante, para ver si podemos llegar a una composición más justa, pero la empresa continúa de la misma manera. Así que decidimos de forma conjunta declinar la vía administrativa y todo compañero que quiera iniciar las acciones legales, será acompañado y estaremos ahí”, señaló Cárcamo, subrayando la determinación del sindicato de no prolongar más esta situación insostenible.
En el caso de Barpla, la situación es igualmente complicada, aunque con matices diferentes. La empresa ha suspendido a sus empleados, pero les sigue pagando el 100% de sus sueldos. Sin embargo, el futuro de la compañía es incierto, ya que enfrenta problemas con sus procesos productivos, los cuales, según la empresa, han sido modificados. Sin embargo, desde el Ministerio de Industria se ha señalado que dichas modificaciones aún no cumplen con los requisitos necesarios para la reactivación de la planta.
Además, Barpla se encuentra en un litigio legal contra el Estado nacional, lo que complica aún más su situación. La empresa busca acogerse a los beneficios fiscales que se aplican al sector electrónico, pero las nuevas normativas dificultan su acceso a dichos beneficios. “Para adherirse al nuevo decreto no tendrían que tener ningún tipo de litigio contra el Estado nacional. Ahí es una situación que tiene un solo final y es que perdería los beneficios”, explicó Rodrigo Cárcamo, dejando en claro que la decisión final está en manos del dueño de la empresa.
La semana pasada se llevó a cabo una reunión entre el propietario de la compañía textil y el secretario de Industria de la Nación, en la que se decidió pasar a un cuarto intermedio de 15 días para determinar cuál será el futuro. Mientras tanto, los trabajadores continúan en una situación de espera, con la incertidumbre y la desesperanza como compañeras constantes.
La situación de los trabajadores textiles en Río Grande es un reflejo de los desafíos que enfrenta la industria en la región. Con fábricas paralizadas, propuestas de retiro insuficientes y litigios legales en curso, los empleados se encuentran atrapados en una situación en la que sus derechos y su estabilidad económica están en juego.