Nicolás Romano (1951) es uno de sus exponentes más destacados que, hace más de cuatro décadas, transita su vida enriqueciendo el acervo cultural de la ciudad puerto, en la Patagonia Chilena Argentina.
“Si cambia la mentalidad del hombre, el peligro que vivimos es paradójicamente una esperanza. Podremos recuperar esta casa que nos fue míticamente entregada. La historia siempre es novedosa. Por eso a pesar de las desilusiones y frustraciones acumuladas, no hay motivo para descreer del valor de las gestas cotidianas. Aunque simples y modestas, son las que están generando una nueva narración de la historia, abriendo así un nuevo curso al torrente de la vida”. (1)
Ernesto Sábato (1911-2011)
Ushuaia y su gente anidan muy ricas y variadas experiencias que, a su vez, son vitales y valiosos aportes universales.
Observando en perspectiva encontramos quienes trabajando con inteligencia, libertad y esfuerzo son creadores de realidades donde la ficción literaria y el pasado medianamente próximo se amalgaman en ingeniosos y atrapantes relatos de magnífica hechura.
Nicolás Romano (1951) es uno de sus exponentes más destacados que, hace más de cuatro décadas, transita su vida enriqueciendo el acervo cultural de la ciudad puerto, en la Patagonia Chilena Argentina.
Es un artesano del lenguaje puesto a disposición de la ficción concatenada con historias donde los individuos comunes son realzados entre luces y sombras, dignificando al género humano.
Bien valdrá la pena una edición completa de su narrativa y su más amplia difusión.
UN LIBRO PARA ATESORAR
Diez de sus relatos integran “En el cuajo de la sangre, el viento” (2019), que en la dedicatoria de manera especial los ofrendó “a la comunidad de Tierra del Fuego”.
Cada una de la decena de historias son independientes pero integran una unicidad donde el frío, el viento, las nevadas y heladas, la soledad de muchos, los llegados y los nacidos, los ancianos y los jóvenes, etcétera, construyen una sociedad que continúa su edificación con otros aportes.
También genialmente suma a espíritus humanos, con fuertes personalidades, que reclaman lo justo, que no cejan en su cometido de reivindicar hasta alcanzar lo que por derecho les pertenece.
Las muy disímiles aventuras nos adentran en peripecias, triunfos, epopeyas como las de los semidioses griegos con finales siempre inesperados aunque dramáticamente muy posibles; todo nos recuerda al genial Horacio Quiroga, Jorge Borges, Adolfo Bioy Casares, Edgar Allan Poe, Saki y algunos otros autores bastantes citados pero no tan leídos.
La mayoría de sus personajes son varones y pocas las mujeres como las dos pasajeras del “micro (que) horadaba la llanura helada. Desde alguna altura se hubiera visto blanco sobre blanco, porque ése era el color del bus en medio de la nieve que cubría el desierto” y la “esposa” en un extraordinario viaje “en la inmensa estepa patagónica”.
Quizá la explicación pueda ser que, principalmente, focaliza sus narraciones en épocas y ambientes laborales donde la mayoría de los trabajadores eran varones: puerto, estancias y otros menesteres como cuando la pesquera “Mar Frío” encarga a “Lobito” deshuesar un enorme cetáceo varado en un sector de la inhóspita playa, la extracción de carbón, diestros a caballo, braceros de Chiloé, boxeo profesional, “siempre hay un viejo de los perros”, paisanos, baqueanos, etcétera.
Ushuaia urbana está presente: “cuando se apaga el día tras los montes que rodean la villa, se enciende en una esquina el bar Ideal”, el Hospital, el cementerio, Hogar de Ancianos, la Marina, etcétera.
FRENTE A UN ESPEJO
También se refiere críticamente así mismo y a sus colegas “el conjunto de viajeros, por demás heterogéneos, tenían en denominador en común: convocada, impregnaba todavía éramos escritores y poetas regresando de un congreso y la musa desciende cuando hay tanta poesía convocada, impregnaban todavía el espíritu del grupo. Rato antes, a orillas del lago, en un de esas juntadas donde en general nadie se escucha y todos se miran el ombligo, cada uno había sus versos en el viento, casi como un conjuro ante el fuego enroscándose en los palos”.
ADEMÁS
La aún casi mítica Región está muy presente por lo que el paisaje es presentado en forma relevante con una exquisita escritura: “Sería octubre y al deshielo le quedaba todavía un tranco largo. A veces sucede que los planetas se alinean o algún demiurgo juega billar con los astros (…)” y, por caso, “las imágenes se sucedían entremezcladas, como espectros del pasado, una rémora del tiempo en el viaje que mi mente realizada a caballito de este otro, aquí y ahora, único presente infinito en que el micro se trasladaba entre el antes ajado y el después azul de la distancia, allende la nieve, llanura, allende todo”. (2)
Este volumen, como los demás de Nicolás Romano, deja ver claramente sus asiduas y variadas lecturas, reflexiones, pensamiento abstracto, el destacado conocimiento del idioma, sencillez en la expresión incluyendo el justo empleo de giros y términos de algunos de sus personajes como pescadores, estibadores, baqueanos, arrieros, ancianos de otras épocas, migrantes laborales, etcétera.
TAMBIÉN
De manera muy particular es importante destacar la labor de Agustín Castro que diseñó e ilustró una muy bella y atrapante cubierta que, de alguna manera, sintetiza las páginas del cuentario, completando así una singular alianza donde dos artes se unen en la creación artística.
NOTA Y REFERENCIAS
Alejandro Rojo Vivot en diversos medios de comunicación social ha publicado reseñas literarias y es autor de numerosos prólogos de libros editados en varias ciudades.
1) Sábato, Ernesto. La resistencia. Seix Barral. 17ᵃ edición. Página 32. Buenos Aires, Argentina. Abril de 2006.
2) Romano, Nicolás. En el cuajo de la sangre, el viento. Editora Cultural Tierra del Fuego. Páginas 33, 34 y 45. Ushuaia, Provincia de Tierra del Fuego, Argentina. 2019.