El escritor y productor Pedro Saborido exploró el impacto y la diversidad que implica la exhibición de banderas, argentinas o de cualquier índole, como un medio para forjar identidad en un contexto global y multicultural.
El multifacético Pedro Saborido, escritor, guionista, productor y, sobre todo, sociólogo de pizzería, desglosó en su segmento en FM Master’s el significado de la exhibición de banderas argentinas, u otras, en ciertos contextos, como un medio para reafirmar una identidad compartida. En esta ocasión, Saborido escrutó el fenómeno aún más acentuado en regiones remotas, como la nuestra.
«Las fechas patrias y los mundiales son eventos que despiertan pasiones. A mí me parece que está relacionado con el acto, con la épica. Necesita una bandera. Cuando uno llega a algún lugar, siente que está conquistando algo. Coloca una bandera argentina, porque se siente parte de ese grupo que está logrando algo. Creo que tiene que ver con la sensación de conquista, de ser parte de algo más grande», reflexionó Saborido durante su intervención radial.
Este análisis perspicaz de Saborido, abarca la idea de que estos eventos proveen un sentido de pertenencia y logro colectivo, donde la bandera se convierte en un símbolo unificador. No obstante, el también sociólogo de pizzería observa un cambio en la percepción: «Por circunstancias no del todo agradables, todo lo referente a patria, patriótico se empezó a confundir con lo patriotero. Entonces hubo una especie de pudor».
También exploró la esencia misma de la bandera y su papel en un entorno diverso: «Básicamente, tener una bandera es una necesidad de unión, porque todos somos diferentes. Es como el fútbol, todos usan camisetas. Si todos fueran pelados, no habría necesidad. Cada uno con sus características jugaría en un equipo distinto. La bandera es necesaria para unirnos en nuestra diversidad».
El versátil pensador compartió sus observaciones sobre las diversas formas de exhibir una identidad colectiva a través de símbolos, e incluso aventuró algún neologismo: “Después vienen las distintas abandererías. Las banderas de las provincias no son tan famosas, los escudos tampoco. Tienen más que los símbolos, las músicas y esas cosas”.
En este contexto, Saborido identificó la importancia de la unión en grupos, como los “centros de residentes” tan habituales en Tierra del Fuego, donde la ropa o la música compartida une a las personas en un sentido de comunidad.
Saborido también abordó la conexión de las banderas con los intereses individuales, mencionando cómo algunos optan por exhibir símbolos de clubes de fútbol. Asimismo, destacó que, en el sur, las cuestiones como Malvinas están más arraigadas debido a la proximidad geográfica.
Cambiando de contexto, Saborido comparte su experiencia en el extranjero: «Una vez fui a Miami. Lleno de banderas yankees. Yo decía ‘claro, lo tienen que aclarar a cada rato’, porque si no el tipo siente que está en Colombia, en Cuba». Esta exposición constante de símbolos es una manera de mantener y fortalecer la identidad en un entorno diverso.
Pedro Saborido concluyó su intervención con una perspectiva personal y por cierto desafiante: «Si ya la bandera argentina, lo patriótico, me parece grasa, no es lo que quiero hacer, hay que hacer un esfuerzo de volver a querer hacerlo, cuando estamos todo el tiempo pensando que tengo un país de mierda, que nos convencen que somos una caca». A pesar de las tensiones y contradicciones, Saborido resaltó la importancia de reconciliar y encontrar un sentido de unidad en medio de la diversidad.
(Ph: Ushuaia Noticias)
