ADRIAN SCHIAVINI (CADIC-CONICET) Parte 3.Mucho por aprender y preguntar para resolver la problemática ambiental

El especialista en biología y ambiente, Adrián Schiavini, analizó la realidad de los actores que intervienen en la problemática de la biodiversidad y su interacción con el hombre: la Justicia, las organizaciones intermedias, el ámbito científico y el Estado.

En una tercera parte de la extensa entrevista que Noticia de Tapa Radio hizo al Dr. en Biología e investigador principal del CADIC, Adrián Schiavini, abordó la cuestión de los conflictos que se suceden en torno a la biodiversidad y su tratamiento por parte de la Justicia, del Estado y de las organizaciones ambientalistas.

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En primer término, consideró que, para prestar el servicio que le corresponde en materia ambiental, la Justicia en Tierra del Fuego “no está preparada y no tiene por qué estarlo”. Argumentó su posición en que los juzgados “no tienen que saber de todo necesariamente. Pero lo que la justicia no puede hacer es no preguntar. Cuando un Juez falla sobre una materia de la que no conoce sin preguntar a otros sectores, peritos o expertos, está cometiendo errores”, e hizo referencia al conocido caso de los caballos en el Parque Nacional Tierra del Fuego, donde un guardaparque, por defender la integridad del área protegida a nivel nacional, que es su función, tuvo que enfrentar una demanda y hasta debió irse de la provincia.

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El investigador principal de CADIC CONICET Adrián Schiavini

Respecto de otro caso, el de los conejos, para Schiavini pasó lo mismo, “el Juez dictaminó en su primera resolución que no estaba demostrado que el conejo causara impactos en la biodiversidad, entonces le correspondía aplicar las leyes de ambiente nacional, la ley de fauna, el convenio de la biodiversidad biológica como si fuera una especie nativa. Todo eso fue interpretado por un Juez Federal como que le correspondía a una especie nativa, cuando ese cuerpo normativo dice exactamente lo opuesto, que el país puede y debe controlar sus especies exóticas”.

En esa polémica circunstancia, Schiavini expresó su total oposición a considerar que una especie exótica es parte de la diversidad, por lo cual no se la debe tocar, y en base a ese concepto equivocado, a su juicio, se cometió un error grave: “Lo más grave fue que el Juez no preguntó a otros. El demandante, en este caso dos organizaciones animalistas/abolicionistas dijeron ‘acá va a pasar esto’, ‘estamos en contra’, ‘hay que pararlo urgente’. Entonces el Juez dijo bueno, paremos, pero en ningún momento les preguntó la opinión a otras instituciones del Estado nacional” entre las que mencionó INTA, Parques Nacionales y Ministerio de Ambiente de Nación, o a peritos que fueran convocados.

Para el experto, el problema en Tierra del Fuego se produce porque tiene solo dos Juzgados Federales multifuero para una población ahora numerosa. En ese marco, reclamó que “hay temáticas que van apareciendo que ameritan ampliar las capacidades, porque si no tenés las mismas personas para atacar los mismos problemas, controversias, demandas, y eso está en deuda. Y también la formación ambiental de los jueces y fiscales”.

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Schiavini y Leonardo Di Carpio

Consultado sobre los beneficios que conllevaría tener una Justicia especializada en términos ambientales, consideró en cambio que “me contentaría con que los jueces pregunten, busquen terceras opiniones, imparciales, privadas o estatales. Empecemos por ahí, si eso no sucede y armás una decisión en base a tu propio criterio ocurre lo que ocurrió”

Avanzando un poco más en su lógica, señaló que cuando un Juez falla en base a premisas erróneas, “eso queda escrito y después es utilizado por las organizaciones animalistas/abolicionistas como ejemplo de fallos que van a ser utilizados en otras controversias en otros lugares del país. Se genera jurisprudencia, entre comillas”.

Desde el sector que representa, confirmó que “los canales de diálogo están abiertos siempre, pero si no se usan… Lo idóneo es preguntar, en la ciudad, en la provincia, afuera, preguntarle a quien sepa en otras organizaciones gubernamentales que van a dar una visión profesional. Que se pregunte, es lo mínimo que tiene que hacer un Juez”.

“Mundo Disney”

Adrián Schiavini trazó algunas diferencias entre la percepción romantizada que se tiene de la naturaleza desde el ámbito urbano, diferente a la que se tiene desde el rural. “Es un fenómeno que se expresa mayormente desde las élites urbanas” definió al respecto, y abundó en más detalles: “En la ciudad hay otra percepción, también generada por los medios, el mundo Disney, mucho documental y película que veíamos cuando éramos niños, sobre que la naturaleza es hermosa, y Bambi… Pero la naturaleza es un drama continuo. En un ambiente natural un ser vivo tiene comer a alguien y al mismo tiempo cuidarse de que no te coman a vos”.

Explicó seguidamente que, según su opinión, en el ámbito urbano “se idealiza la existencia de los seres vivos, que pasan a ser vacas sagradas”. Criticó el accionar de “grupos abolicionistas” como menciona a algunas  organizaciones animalistas, donde “para sorpresa de un biólogo uno escucha a muchos abogados hablando barrabasadas sobre ecología y biología… qué pasaría si yo voy a una reunión del Colegio de Abogados y empiezo a hablar de derechos, de los derechos sucesorios, reinterpreto normativas, etc…. seguramente me sacan a bolsazos. Pero acá es muy frecuente que cualquiera hable de biología y ecología sin fundamentos”.

Aclarando previamente que los científicos “no somos los custodios de la verdad sagrada”, en base a trayectoria, conocimiento y estudio del asunto, Schiavini confrontó la postura de las organizaciones, sin pelos en la lengua: “Cuando estos movimientos abolicionistas dicen que la definición de considerar una especie exótica e invasora es una convención humana derivada de considerarnos seres superiores en relación a otros seres, que soy la especie más importante y por lo tanto tengo el derecho de sojuzgar a todas las demás, entonces, la definición de especie invasora termina siendo una convención humana especistacuando, en contraposición, una visión humana mas ética resultaría en que no podemos decidir sobre la vida de otros seres vivos.

Para abonar estas posiciones, estos pensamientos recurren a falacias biológicas. La primera es decir que, dado que no existen las especies exóticas invasoras, la naturaleza ordena. Lisa y llanamente subrayó que esa definición “es mentira, la naturaleza no ordena. Cuando irrumpen especies que no están originalmente en un lugar, ocurren varias cosas”. Y para avanzar en su explicación enumeró: “Generalmente esas especies no tienen predadores, por lo tanto, no tienen un control. Segundo, no hay competidores. No tengo predadores y tengo pocos competidores, entonces me va bárbaro” graficó.  La naturaleza no ordena en el caso del macá tobiano en las lagunas y estepas de Santa Cruz, una especie en peligro crítico de extinción. Los visones, recientemente llegados desde el norte patagónico, abortan la temporada reproductiva de una laguna diezmando a los nidos. La naturaleza tampoco ordena cuando los perros asilvestrados, en número y tamaño muy superior a los cánidos  silvestres,  atacan nidos y chulengos en Tierra del Fuego.

La segunda falacia es sostener que “la naturaleza odia los nichos vacíos”. El “nicho ecológico” es un concepto que refiere a lo que hacen unas especies en un ambiente. Resume todo lo que hace, dónde vive, qué recursos usa y cuándo, quién se lo come, etc. Es algo así como el papel que juega una especie en un ecosistema. Para ser muy breve, así como un cóndor “se encarga” de procesar la carroña animal, un conejo “se encarga”. Pero en los diferentes ecosistemas no están todos los nichos ocupados. En Patagonia continental los macá tobianos evolucionaron en ausencia de predadores acuáticos. Por eso construyen su nido en plataformas en los lagos y son tan vulnerables a los ataques de visones. En  Tierra del Fuego no había mamíferos herbívoros pequeños como el conejo, por lo que la ausencia de competencia fue favorable para ellos. 

Finalmente reforzó su teoría denotando otro aspecto de la problemática de las especies exóticas, y es que algunos roles ecológicos en Tierra del Fuego “no están cumplidos enteramente, por ejemplo, no hubo nunca un animal herbívoro pequeño como un conejo, entonces nadie compite con el conejo. tampoco había un animal como el castor, entonces hace lo que quiere. El visón igual, salvo en la costa del mar donde cohabita con el huillín”.

Por último, la posición que sostiene que “no podemos decidir sobre la vida de otras especies”, es otra falacia del tipo de la apelación al público. No decidir sobre la vida de otro ser vivo es una decisión que afecta a otros seres vivos. No decidir sobre los visones de Santa Cruz es decidir sobre la vida del macá tobiano y de la supervivencia como especie. No decidir sobre los perros asilvestrados es decidir sobre la supervivencia de aves nativas, de los guanacos y sobre la persistencia de los modos de vida rural. El motivo es que, volviendo a la primera falacia, la naturaleza no siempre ordena.