Ushuaia y sus alrededores bien valen la pena; es tierra mítica con meandros que resguardan valiosos antecedentes históricos, apetecida por muchos a lo largo de siglos y destino elegido por generaciones para afincarse o conocer un poco con sabor a mucho.
Su naturaleza prístina y las leyendas que alberga son también punto de partida de los que barajan para dar de nuevo a la vista al mar.
CREATIVO E INNOVADOR
El extraordinario y exitoso escritor Anatole François Thibault (Anatole France) (1844-1924), con Herbert George Wells (1866-1946) es considerado como uno de los padres de la ciencia ficción.
En 1921 recibió el Premio Nobel de Literatura por el conjunto de su obra.
Ante el avance de gobiernos autoritarios, persecución racista e ideológica, violencia armada entre naciones, corrupción, etcétera, con gran sentido del humor ideó al respecto una magnífica novela corta: “La isla de los pingüinos” (1908).
TODO COMENZÓ AQUÍ
France, ante la degradación generalizada, con inteligente ironía plantea que, por lo menos para su país, la solución es iniciar otra vez desde cero pues son imposibles de arreglar los problemas políticos y los nefastos prejuicios, que se remontan a generaciones pasadas y que cada vez se agravaba más.
La ficción comienza cuando un grupo de monjes católicos, hartos de la rigidez de su muy anciano superior (Meal), deciden liberarse embarcando solo en un pequeño navío para que las corrientes y vientos decidan su suerte lo más lejos posible.
Después de una larga travesía, el devoto religioso “casi ciego y sordo” llega hasta un amplio canal marítimo en el confín del mundo desembarcando en una isla redonda, “Isla Yécapasela” o “Isla Pingüino”.
Los relativamente altos pingüinos son los únicos habitantes de esas heladas comarcas, que caminan de un lado para otro y parlotean en su idioma inentendible para el desorientado visitante.
Por su poca visión el viajero los confunde con seres humanos por lo que durante tres días los bautiza a todos en la Fe, que nada saben de la misma ni han optado de ninguna manera.
El error sacramental es debatido en las más altas esferas, relatado en irónicas y divertidas páginas, optando por avanzar autorizando la creación de una nueva especie, como lo propusiera el filósofo alemán Friedrich Nietzsche (1844-1900) en “Así habló Zaratustra” (1895): superhombre (übermensch).
Los pingüinos, luego de recibir el sacramento, contrario a todas las creencias religiosas, se suman al género humano, totalmente distintos sin ninguna lacra moral. Son el hombre nuevo, sin pecado original ni frutas prohibidas.
“Al instante los pingüinos se transformaron; su frente se ensanchó y su cabeza se redondeó; sus ojos ovales se rasgaron, se abrieron más para contemplar el universo; una carnosa nariz revistió sus fosas nasales; el pico se convirtió en boca y de la boca brotó la palabra; el cuello se acortó y engrosó; los alones fueron brazos y las patas fueron piernas; un alma inquieta se cobijó en su pecho”. Aunque siguieron mirando de lado, se balanceaban al caminar y al principio conservaron los plumones.
COLONIALISMO AL REVÉS
La incipiente comunidad de pingüinos bautizados con su original humanidad, integran el grupo fundador de la nueva Francia a la que denominan “Pingüinia”, asemejándose a los 120 primeros peregrinos ingleses trasladados en el “Mayflower” en 1620.
Quizá, en la actual contaminada playa ushuaiense, hurgando con atención, alguien encuentre una piedra plana grabada conmemorando el hito histórico de la creación de una innovadora nación gala. Hay que buscar a fondo y aprovechar de recoger residuos de todo tipo que ciertos individuos humanos desecharon impúdicamente.
Por lo menos, por un rato la costa estará más limpia.
El traslado duró tres días y lo realizaron llevándose a la rastra la isla entera, amparados por arcángeles divinos.
Cuando llegaron se afincaron en el territorio que usurparon, al que autoritariamente consideran propio, comenzaron a reproducir los mismos problemas de convivencia, intentos de perpetuarse en el poder, nepotismo, y de irrespeto a la libertad, como en la ficción “El señor de las moscas”.
En muy divertidas páginas los lectores conocen la Historia de la nueva Francia, con sus luces y sombras, como si el destino estuviera escrito desde la salida forzada del Paraíso.
A la vida feliz en las frías playas del confín del mundo la han olvidado ni aspiran a volver pues les atrae más el ejercicio de la codicia, la acumulación del poder político, la apropiación de los bienes de los más débiles, el nefasto ejercicio del pensamiento único, la dominación por el terror, el engaño hasta de los amigos, etcétera.
Además, las costas y sus alrededores pronto serán ocupados por otros hasta que sean sometidos o desalojados… construyéndose una novísima Historia que continúa hasta el presente, con distintos bemoles incluyendo el amañamiento de normas para perpetuarse en el poder.
Cabe recordar que “El fin del mundo” (fines terris), la tierra incógnita, tanto sus leyendas, mitos y trabajos científicos tenían gran presencia particularmente en Europa, situación que posiblemente contribuyó para que la zona de la actual Ushuaia, haya sido elegida en la ficción como la cuna de una original oportunidad ante el fracaso de la vieja civilización.
SIN DUDA
La relativamente corta fantasía literaria magistralmente escrita, con mucho humor, vale la pena de ser leída, aunque sean unos quince minutos por día.
En la flamante oportunidad histórica, eligen a la monarquía hereditaria de designio divino como forma de gobierno y deciden que todos deben aportar al sostenimiento de la organización menos el Rey y los nobles que se niegan a pagar, como algunos empleados públicos actuales que reciben altos sueldos con los aportes de los contribuyentes,
El primero fue el pingüino travestido de humano Kraken, que gobernó basado en el terror, sucediéndose su hijo Draco.
“La historia se repite, primero como tragedia, luego como farsa”. (“18 Brumario”, Karl Marx, con respecto a dos golpes de Estado de 1799 y 1851).
UN BOTÓN BIEN VALE COMO MUESTRA
(Isla de Alca, en Bretaña) “A ningún antipyrotino, a ningún defensor de Gretauk, a ningún amigo del ejército, inspiraban el menos asomo de ironía ni de burla Bidault-Coquille (astrónomo científico) y Miniflora. Los dioses, en su cólera, habían negado el don preciso de la sonrisa, acusaban gravemente a la cortesana y al astrónomo de espionaje de traición, de conspirar contra la patria. Budayt-Coquille y Miniflora se agitaban sumergidos en la injuria, el ultraje y la calumnia.
Hacía muchos meses que la Pingüinia se hallaba dividida en dos campos y, cosa que parece inverosímil, aún los socialistas no se habían decidido por el uno ni por el otro. Sus agrupaciones abarcaban casi todo lo que de trabajo manual había en el país; fuerza diseminada, confusa, pero formidable. El proceso Pyrot (Alfred Dreyfus) puso a los jefes de los principales grupos en un singular compromiso.
Les apetecí tan poco declararse partidarios de los banqueros como de los militares; consideraban a los judíos opulentos, y a los demás, como adversarios irreductibles. No discutían sus principios en este negocio, que no afectaba de pronto a sus intereses; pero en su mayoría se daban cuenta de lo difícil que les era ya continuar alejados de las luchas en que se complicaba la Pingüinia entera”. (France, Anatole. La Isla de los Pingüinos. Editorial Hesperia. Páginas 40, y179. Madrid, España. S/f.)
VALE RECORDAR
Como Victor Hugo, el extraordinario literato exitosamente también se dedicó a la política desde el Partido Socialista Francés.
Ambos son casos donde magistralmente lograron desarrollar el pensamiento concreto propio de la política y el pensamiento abstracto de la creación literaria mediante la fantasía.
Recibió la Legión de Honor (1892), máximo galardón francés. En 1896 ingresó a la Academia Francesa.
Anatole France, como el Premio Nobel de Literatura (1901) René François Armand (Sully) Prudhomme, (1839-1907) apoyó a Émile Zola en el caso Dreyfus (1894-1906); al día siguiente de la publicación del J’accuse…! (Yo acuso), firmó la petición que exigía la revisión del proceso. Devolvió su Legión de Honor cuando le fue retirada a Zola. Participó en la fundación de la “Liga de los Derechos del Hombre”.
En 1922 la Iglesia Católica le concedió el honor de haber sido ingresado al “Índice de Libros Prohibidos” (Decreto del Santo Oficio, 31 de mayo de 1922), lo que le favoreció en el incremento de su prestigio como en la venta de sus obras.
En 1924 se llevó adelante un acto masivo en el Palacio Trocadero por su 80° cumpleaños.
Algún día, habría que estudiar con más atención a los cuatro enigmáticos pingüinos, con mirada adusta, encerrados en el escudo de la Provincia de Tierra del Fuego, que miran a diestra y siniestra quizá buscando a sus ancestros que hace tanto nada se sabe de ellos.
Ushuaia puede conocerse y hacer mucho más. Valdrá la pena.
NOTA
Alejandro Rojo Vivot, en diversas oportunidades, brindó conferencias referidas al accionar de literatos consagrados que también fueron exitosos políticos.