El presidente de la Cámara de Comercio de Río Grande, José Luis Iglesias, reflexionó sobre la aguda crisis que afecta al comercio local, señalando la notable disminución en ventas y consumo, exacerbada por la crisis en la industria textil.
Río Grande se encuentra inmersa en una crisis comercial que ha llevado al sector a un punto crítico. Las ventas y el consumo registraron una caída significativa, lo que generó preocupación entre los empresarios locales. José Luis Iglesias, titular de la Cámara de Comercio local, expresó un diagnóstico sobre la difícil situación que atraviesa la ciudad, especialmente destacando el impacto devastador de la crisis en la industria textil, que ha intensificado el problema en la región.
En sus declaraciones por FM Master’s, Iglesias puntualizó que esta crisis no es reciente ni inesperada: “Esto es real y no es un tema nuevo, porque venimos, desde que hizo la modificación de la ley, donde no quedaban amparados dentro del sub régimen, así que se sabía que el tema de los textiles está muy difícil”. Se refirió así a los cambios legislativos que dejaron a la industria textil fuera de los beneficios fiscales que otrora la protegían, y que hoy han contribuido al deterioro de las condiciones del sector.
Además, Iglesias reconoció que, como dirigentes, no se han tomado las decisiones más efectivas para enfrentar esta situación. “Posiblemente, nosotros los dirigentes no hemos hecho nuestros mejores esfuerzos para revertir esta situación, o buscar alternativas para migrar a otros emprendimientos”. La falta de acción, admite, ha llevado a que muchos empresarios y trabajadores se mantengan a la espera de una mejora en las condiciones, sin que haya soluciones concretas a la vista.
Uno de los principales indicadores del mal momento que atraviesa el comercio local es la baja en la demanda de locales comerciales, un fenómeno que refleja la pérdida de poder adquisitivo de los consumidores. Iglesias describió este escenario con preocupación: “Podemos decir que estamos peor. Uno no ve demanda y sí una pérdida de poder adquisitivo por la misma situación, no solamente en lo comercial, sino en servicios y en las distintas prestaciones”. Esta pérdida de poder de compra se suma a la recesión económica nacional, la cual ha afectado al país en su conjunto, con una caída del Producto Bruto Interno (PBI) estimada en 3.6% para el año. Según Iglesias, esta situación genera un impacto directo en la actividad privada: “La realidad es que los privados nos tenemos que arreglar por nuestra cuenta, tenemos que cumplir nuestro compromiso con nuestros empleados, con los proveedores y con todas las situaciones emergentes”.
A esta situación, ya de por sí crítica, se añaden otros factores que agravan el panorama, como el aumento en las tarifas de los servicios. Iglesias advirtió que el incremento en el costo del gas es especialmente preocupante en una región como la Patagonia, donde las bajas temperaturas hacen que este insumo sea esencial. “Particularmente estos días se nota lo que venimos avisando desde febrero: vamos a tener problemas con el gas”, expresó. Aquí, volvió a señalar una falta de acción conjunta por parte de las autoridades: “Desde nuestra cámara lo que observamos también es que no hubo una medida colectiva entre los gobernadores patagónicos para defender la zona fría, y eso para nosotros tiene un doble impacto”. Según el dirigente, el precio del gas en la región es considerablemente más alto que en otras zonas del país, a pesar de que Río Grande es una zona productora de este recurso. Iglesias cuestionó esta situación de manera tajante: “Nos miramos en el espejo y decimos ‘¿qué mal hicimos nosotros que producimos gas, mandamos gas y a nosotros nos cobran más caro?’”.
El diagnóstico del dirigente es claro: la crisis que atraviesa el sector no es producto de un solo factor, sino el resultado de una serie de decisiones mal encaminadas, tanto a nivel local como regional. Para Iglesias, el fracaso no es exclusivamente del gobierno, sino también de los representantes del sector privado. “Acá fallamos como dirigentes todos, o sea, tenemos que agarrar nuestra cuota de responsabilidad”, reconoció con autocrítica. Asimismo, advirtió que, si no se toman medidas pronto, el próximo invierno encontrará al sector enfrentando las mismas dificultades, pero con costos aún más elevados. “Tenemos que avizorar igual que si los dirigentes no tomamos una conducta para el año que viene, cuando venga abril y mayo, el frío nos va a encontrar protestando igual que ahora, pero más caro”.
La situación del comercio en Río Grande parece estar lejos de mejorar, con una industria textil en crisis, un poder adquisitivo en declive y costos crecientes. La falta de una estrategia clara por parte de los dirigentes para hacer frente a estos desafíos sigue siendo uno de los principales obstáculos para una recuperación en el corto plazo.
