Para Adolfo Imbert, titular de la asociación civil Conservación de Península Mitre, es “la concreción de 30 años de trabajo y aportes” de muchos sectores. Sin embargo, consideró que lo más importante a partir de ahora es el plan de manejo para la conservación y el correcto uso.
El martes 6 de diciembre es casi un hecho que será sancionada, por parte de la Legislatura provincial, la Ley que designará a península Mitre como área protegida provincial. Al respecto, Adolfo Imbert, presidente de la asociación civil por su conservación, expresó que el ansiado momento es el resultado de “un trabajo de más de 30 años, de idas y venidas, de pérdidas de estado parlamentario para declararlo área natural protegida. Es la concreción de todo este tiempo de trabajo y aporte para que esto sea una realidad y tengamos Ley”.
Para Imbert, la aprobación dará lugar, en forma inmediata, a “un trabajo muy importante en el plan de manejo, que es fundamental”. De tal forma, redobló el compromiso asumido “como asociación civil y vecinos de Tierra del Fuego, en participar activamente con el conocimiento y los aportes que podemos hacer para tener un plan de manejo acorde”.
El principal objetivo de la regulación posterior a la sanción de la Ley, es, según el experto, “que este inmenso territorio esté a disposición de la conservación y del uso. No solamente es cerrar un lugar para que no sea tocado y nadie lo pueda visitar, sino un espacio ordenado y que esté a disposición de los vecinos de Tierra del Fuego”.
Para esa tarea, será menester gestionar “recursos e inversión”, y fundamentalmente puntualizó las tareas de control, a propósito de la tragedia ambiental que hoy sufre otra área protegida, la reserva Corazón de la Isla: “Esto puede ocurrir en cualquier lugar de la provincia. A partir de tener una Ley, se va a trabajar para gestionar los fondos para poder equipar y dotar de toda la infraestructura que necesita la península, que tiene otra condición, que está mucho más alejada y no tiene el volumen de visitantes como otros lugares”.
Por eso acentuó que “el control y la presencia del Estado va a ser fundamental para que estas cosas no ocurran y que tengamos que lamentar una tragedia como la de ahora”.
Describió que península Mitre tiene dos accesos, la costa Norte y la costa Sur. En este último ingreso, hay un destacamento de Prefectura Naval, por lo que se promueve un convenio con esa institución para el control de ingreso. En el Norte, la situación es complicada porque no hay presencia del Estado y hoy el ingreso lo regula un privado: “Esto debería cambiar de manera urgente, para garantizar el acceso público, pero fundamentalmente la presencia del Estado en el territorio va a ser muy necesaria” contempló Imbert.
Señaló que la sesión de este martes “va a ser el momento de festejar y de brindar”, y garantizó la presencia de todas las organizaciones locales y vecinos que han participado en el proceso. Pero remarcó que también será la hora de “renovar el compromiso de seguir acompañando este proceso que viene, el del plan de manejo, para aplicar en esta área gigante que necesitará de mucho trabajo”.
Un artículo del proyecto próximo a convertirse en Ley dispone la creación de una comisión consultiva integrada por instituciones educativas universitarias, CADIC y organizaciones civiles, “un grupo de gente de tanto conocimiento que deberíamos lograr un buen plan de manejo y que este territorio de una vez por todas sea protegido y ordenado para su uso”.
Alfredo Imbert visita y recorre la península Mitre desde hace más de 35 años. En muchas ocasiones brindando apoyo a la actividad científica, y en las últimas dos décadas proponiendo un circuito ecuestre en una parte de la costa Norte. Según su propia experiencia, ha aumentado el volumen de visitas y el modo, por lo que sin dudas hace falta un ordenamiento que disponga sectores para la conservación y sectores para actividades turísticas y recreativas.
Confirmó que hay muchos sitios no relevados donde no se tiene conocimiento del patrimonio que encierra. Eso, para la actividad científica es fundamental, “no perder sitios arqueológicos que, por desconocimiento, atravesemos con algún tipo de sendero. Esta regulación va a garantizar la conservación del territorio”.
En tan enorme territorio, son muchos los proyectos científicos “en carpeta, a los que vamos a darle el apoyo desde la actividad privada y desde nuestra asociación civil” según indicó finalmente Adolfo Imbert.