El psicólogo Pablo Pereda, así como otros profesionales, resaltó la urgencia de no subestimar las señales de riesgo ante la creciente crisis de suicidio en Tierra del Fuego, que ya suma once casos en lo que va del año.
En medio de la preocupación por el aumento de los casos de suicidio en Tierra del Fuego, el psicólogo Pablo Pereda emitió un llamado urgente para abordar este problema de manera integral. Con once suicidios reportados en lo que va del año, la situación requiere una acción concertada por parte de la comunidad y las autoridades pertinentes.
Según Pereda dijo en FM Master’s, es esencial no subestimar nunca las señales de alerta, tanto por parte de la persona en crisis como de su entorno cercano. «Tenemos una tendencia natural a subestimar sospechas o amenazas, a bajar el nivel de alarma porque estar en alerta permanente genera un estrés difícil de sostener», señaló el psicólogo. «Es necesario tratar de interpretar cualquier mensaje físico o psíquico que podamos observar. Toda amenaza se debe tomar en serio».
El experto resaltó la complejidad de los factores que contribuyen al riesgo suicida, abarcando aspectos psicológicos, familiares, sociales y socioeconómicos. «Es multifactorial», definió. «Por supuesto que una persona que está depresiva tiene un nivel de alerta mayor. Pero, a veces, una persona que no da indicios también recurre a este acto».
En cuanto al aumento de niños y adolescentes en consulta, Pereda sugirió que podría reflejar una mayor conciencia sobre la ayuda terapéutica. «Se tiene más en cuenta, un poco, esta posibilidad de ayuda terapéutica, y otro poco también porque terapeutas, docentes, asistentes pedagógicos, terminan siendo referentes ante la ausencia de la familia», explicó.
Respecto al tratamiento, el profesional subrayó la importancia de una intervención combinada de psicofármacos y psicoterapia en casos necesarios. «Siempre que alguien toma psicofármacos, debe hacer psicoterapia. No puede ir solo el psicofármaco», advirtió.
El psicólogo Pablo Pereda se dirigió directamente a aquellos que podrían estar considerando el suicidio, instándoles a buscar ayuda y a comunicarse con personas de confianza. «Si tienes un problema, si quieres decir algo, hay otras maneras. No te encierres en ese círculo de pensamientos negativos que se retroalimentan», expresó con empatía. «La vida, todos sabemos, que es jodida. Vivir es jodido, sufrir es parte de la vida. Solo no se puede vivir, hay que tener al menos una mínima red de contención emocional».
En conclusión, la crisis de suicidio en Tierra del Fuego es un problema complejo que requiere una respuesta integral y coordinada. La conciencia pública, el acceso a la ayuda terapéutica y la comprensión de las señales de alerta son fundamentales para abordar esta preocupante tendencia.