El experto en turismo y problemática urbanística, cuestionó la excepción brindada por el Concejo a una empresa privada para construir una estación de combustible en la reserva de la costa, una iniciativa a todas luces incompatible con el cuidado del ambiente y contraria a lo estipulado por ordenanza.
Julio Lovece, reconocido experto en turismo y problemática urbanística, expresó su profunda preocupación ante la reciente decisión del Concejo Deliberante de Ushuaia de otorgar una excepción que permitirá a una empresa privada construir una estación de servicio en la zona costera, un área considerada de reserva ambiental. La medida, según dijo Lovece en radio Provincia, resulta claramente incompatible con la protección ambiental y contradice los principios establecidos en normativas locales previas.
“Una ordenanza es la consecuencia de todo un proceso al cual llega una determinada sociedad y cada vez que se hace una excepción, no se hace más que estar violentando esa decisión, desobedeciendo la experiencia, el proceso al cual se ha llegado”, afirmó.
El especialista no solo cuestionó la práctica de aprobar excepciones, sino que también señaló cómo estas decisiones desvalorizan el trabajo previo. “En el caso de los concejales, de alguna manera banalizando la tarea de quienes estuvieron antes que ellos. Si hubo un grupo de concejales que decidió que ahí no se podía, me parece que cada vez que a alguien se le ocurra que tiene que ser ese lugar, hacer una excepción… Creo que nuestra ciudad está construida en gran medida en base a esta naturalización que se ha hecho de las excepciones. Me preocupa muchísimo” alertó.
Lovece abordó uno de los argumentos recurrentes utilizados para justificar la construcción: la generación de empleo. Al respecto, señaló: “Todo genera puestos de trabajo, el turismo genera puestos de trabajo, la fábrica, la salud. Y no por eso vamos a salir a enfermar a la gente para que los médicos tengan más trabajo. El tráfico de drogas genera trabajo, el petróleo genera trabajo y no por eso vamos a autorizar que saquen el petróleo del medio de la bahía de Ushuaia. Lo que debería preguntarse es qué costo estamos dispuestos a pagar. La generación de 60, 70, 100, 200 puestos de trabajo, no debería implicar generar un daño potencial hacia el resto de los trabajadores, porque quienes no vivimos de una estación de servicio, vivimos de otra cosa, esa otra cosa merece, por lo menos, el mismo respeto”.
En cuanto a la ubicación específica de la obra, Lovece destacó los riesgos ambientales y el impacto acumulativo de estas decisiones. “¿Por qué ahí una estación de servicio? Posiblemente un argumento sea que no es la primera. Ya hay otras estaciones de servicio con excepciones, hay una a escasos metros del río Pipo, incluso una de las primeras estaciones de servicio que se construyó en una época en la que no existía la normativa actual, está sobre la costa también”.
Mencionó luego que, quienes tomas decisiones, incurren en la práctica de lo que llamó “efectos acumulativos. Es decir, si yo autoricé este, por qué no voy a autorizar este otro. Si yo mañana quiero construir otra estación de servicio 200 metros más allá de la costa, con qué argumento los concejales me pueden decir que no. Son cosas que se deben analizar y que nos lleva a cosas que en algunos casos son bastante más graves”.
Lovece advirtió sobre el peligro concreto de esta construcción: “Es peligroso construir una estación de servicio sobre la costa, sí, es peligroso. Y desde la mirada ambiental, además de violentarse una ley, estamos corriendo un riesgo que me parece que no deberíamos correr, es decir, ante cualquier problema de filtración de los tanques, lo primero que se contamina es la bahía de Ushuaia. Esa estaría afectando, además, la salida laboral, los puestos de trabajo, de otra innumerable cantidad de gente que vive de otras cosas”.
El experto también señaló cómo la costa se ha ido privatizando progresivamente, limitando el acceso público: “Siempre hablamos como una especie de muletilla, decimos que tenemos que mirar al mar y parece ser que nos hemos empecinado en seguir usando al mar o la costa como el fondo del patio. Creo que deberíamos analizar en algún momento qué destino le queremos dar a nuestra costa. Está claro, y principalmente nuestros funcionarios lo deberían considerar, que es de uso público. Poco a poco la costa se va privatizando. Hay sectores de nuestra ciudad donde no se puede acceder a la costa. Si digo ‘tienen que mantener 50 metros libres’, yo no puedo entender que el cerco o el límite de cualquier inversión incluso turística, llega hasta la línea de la marea alta. Cómo es posible que yo, si quiero caminar por la costa, tengo que sacarme los zapatos y caminar sobre el agua”.
Finalmente, destacó cómo estas problemáticas son vistas desde afuera: “En el caso de los extranjeros y principalmente los europeos que tienen un uso y un manejo del paisaje absolutamente diferente, con una cultura ya totalmente arraigada en donde no se les ocurriría hacer algo que esté fuera de lugar, y lo ven como algo raro”.
El análisis de Julio Lovece deja en claro que las decisiones que hoy parecen menores, como una excepción para una estación de servicio, podrían tener un impacto acumulativo significativo, erosionando no solo el entorno natural, sino también la cohesión entre desarrollo y preservación que debería guiar las políticas urbanísticas de Ushuaia.