“Los libros, tanto los sagrados como los profanos, eran otro asunto. Contenían un océano en el cual navegar toda una vida sin llegar nunca al puerto del entendimiento”. (1)
Isaac Bashevis Singer (1903-1991). Premio Nobel de Literatura (1978).
Ushuaia es una multifacética comunidad que también cobija relevantes escritores como el muy prolífero ushuaiense Emilio Urruty.
Entre otros magníficos volúmenes, es autor de “La Leyenda del Caballero de la Terra Incognita” que incluye sus destacadas y numerosas ilustraciones, como de las letras capitulares de su autoría.
Es Licenciado en Periodismo en la Universidad El Salvador, docente, y autor de numerosos libros, algunos traducidos al inglés.
UNA PECULIAR CARACTERÍSTICA
Es esta una novela disruptiva generada mediante la inteligencia creativa que, a simple vista, denota un gran empeño literario ejercido en libertad y mérito, producto de un minucioso trabajo bien fundado y conocimiento personal de los escenarios elegidos
La imaginación es la constante en la narración de una larga historia de amor.
Es posible leerla de un tirón deseando llegar al final como en forma pausada pues sus capítulos son relativamente breves.
Nos encontramos ante un muy buen ejemplo de lo inválido del argumento no tengo tiempo de leer un libro en cualquiera de sus posibles formatos.
Sus páginas interpelan la atención concentrada que es posible aunque sea quince minutos diarios sin teléfonos ni pantallas al alcance de la mano.
Su lectura vale la pena.
LA HISTORIA IMAGINADA
Es la “versión completa recogida (…) donde se habla del viaje del esforzado hidalgo don Martín por las estepas de la Patagonia, los canales de la Tierra del Fuego y los volcanes de Thulia, en la isla del Grial: de los gigantes, dragones y otros seres que allí vivían; y de la búsqueda que emprendió su amada, la audaz doña Clara, medio siglo más tarde y por esa misma región, para hallarlo y unirse a él para siempre”.
Esta sucinta descripción es más que suficiente para atraer a ávidos interesados en conocer peregrinas peripecias que, aunque sabiendo que son inspiraciones de alguna cantora divina devenida en musa ancestral, hija de Zeus y Mnemosina (que conserva la memoria) quieren creer que son posibles o, por lo menos, valen la pena que lo sean.
Es una leyenda que se seguirá transmitiendo a través de generaciones.
AVANZANDO EN LA QUIMERA LITERARIA
Los últimos párrafos de la Primera Parte de la aventura iniciática, como la otra parte, son de una particular belleza poética que se desarrollan casi como si fueran el canto final de un cisne, la aparición de la primera estrella en el firmamento en un claro amanecer o el revelador poema sinfónico “Muerte y transfiguración” (1889) de Richard Georg Strauss (1864-1949).
En cada capítulo la letra inicial está resaltada en tamaño y encuadrada como si fuera una antigua ilustración; además están titulados a la manera centenaria que remiten a los libros de siglos pasados: “donde”, “de la”, “sobre”, “de porqué”, etcétera.
Por caso, las andanzas se desarrollan como si nada imposible estuviera sucediendo: encuentra y extrae la mítica espada Encrucijada, encuentra rocas comestibles, el volcán se convierte en torre de un castillo, letras grabadas sobre vidrio volcánico que van desapareciendo una vez leídas, etcétera.
“No se llevaría de allí tesoro o reliquia alguna, ni podría transferir a otros lo que había aprendido en aquella aventura. Comprendió que cada uno debía recorrer su propio camino, arriesgarse a la experiencia, cualesquiera fuesen los resultados. La recompensa –si es que había alguna- estaba en la misma prueba.
Don Martín bajó a saltos hasta la saliente de la torre y se echó a descansar, sentado allí mismo, contemplando el interminable campo de nubes que lo rodeaban. Así quedó suavemente dormido, apoyado en la pared de roca tibia.
Cuando despertó, el paisaje circundante había cambiado por completo. La nubosidad se había ido; sólo unas erráticas volutas de vapor corrían hacia el norte, lamiendo el hielo, que resplandecía al sol como una vasta llanura de vidrio. Y a sus espaldas, la torre gris había tomado nuevamente la forma de un volcán.
Dirigiendo la vista hacia el norte, don Martín divisó un punto lejos, en el límite de la masa helada. Se trataba del Griffioen, donde esperaban los demás, para navegar juntos de regreso al mundo. Y hacia allí comenzó a caminar, con paso sereno”. (Páginas 49 y 50).
A LA MANERA DE UNA SAGA DE LA EDAD MEDIA
La segunda sección relata la vida varias décadas después con la inclusión de otros personajes.
“La crónica del viaje que hizo la intrépida doña Clara –amante fiel del hidalgo don Martín- primero disfrazada como varón a bordo de un navío holandés y luego guiada por los gigantes de la Patagonia a través de las estepa y montañas de aquella región, a donde la veterana dama había ido en busca de su enamorado caballero, siguiendo las cartas escritas por él casi medio siglo antes desde el sur”. (Página 53).
Al concluir la narración lo imposible se hace posible aunque sea en una visión casi de unos pocos segundos y eso, casi siempre, es mucho.
El bello final lo dejamos sin mencionar a la espera que muchos lectores lo disfruten y se emocionen.
Bienaventurados sean los que leen ficciones literarias pues ellos serán agraciados cabalmente dando cabida a fantasías que mueven montañas si así se lo proponen para sí como para todo ser humano que se sume de alguna manera.
Y vale recordar a Jorge Luis Borges (1899-1986) que, muy posiblemente, le hubiera resultado interesante leer esta novela de Emilio Urruty: “Solo una cosa no hay. Es el olvido”.
En tal sentido sugerimos el relato “Utopía de un hombre que está cansado” donde el personaje transitando por la pampa argentina llega a Utopía. (El libro de la Arena, 1975).
Recordando que el término griego utopía (no-lugar) es “el lugar que no existe”, muy probablemente estemos ante una más de las extraordinarias humoradas borgianas.
AQUÍ ES POSIBLE EL TRABAJO COLABORATIVO
Cabe recordar que fue impreso en Ushuaia, en los talleres del Diario del Fin del Mundo, bajo la responsabilidad Walter Idone, demostrando una vez más lo mucho que se puede realizar localmente cuando existe talento desarrollándose en libertad.
Su diseño integral es original y muy infrecuente, está cocido con hilo que finaliza como marcador de páginas, habiéndose empleando papel tipo Kraft, con su característico color marrón (sin colorantes químicos del blanco), que califican muy positivamente la obra.
ADEMÁS
Vale recordar su trabajo “Poncho. La legendaria vida de un perro polar argentino” (2009) Imprenta del Congreso Nacional y “Tierra de aventuras. Relatos australes para jóvenes” (recomendada para jóvenes de 9 hasta 120 años, en donde participaron Emilio Urruty, Sylvia Iparraguirre y Rafael Urretabizcaya, con selección y Prólogo de Nora Sormani. Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos. Buenos aires, 2004.
NOTA Y REFERENCIA
Alejandro Rojo Vivot, especialmente invitado por organismos internacionales, en varias oportunidades brindó conferencias en Panamá, Centro América.
1) Singer, Isaac Bashevis. Sombras sobre el Hudson. Ediciones B. Primera reimpresión de la primera edición. Página 25. Barcelona, España. Octubre de 2005.