Emiliano Petruzzi, científico de la estación de vigilancia atmosférica global de Ushuaia, explicó el método que utilizan para medir la capa de ozono en la atmósfera, precisamente en momentos en que su nivel, por la época del año, es de importante adelgazamiento.
La estación de VAG, que se sitúa en el aeropuerto de Ushuaia, realiza mediciones constantes de la capa de ozono, con la consiguiente advertencia cuando se está debajo del llamado “agujero”, precisamente en esta época primaveral, lo que implica una mayor exposición a la radiación solar extrema en Tierra del Fuego.
La estación de vigilancia atmosférica está situada en la punta de la península Pingüino, hacia el Sur del aeropuerto de la ciudad. Pertenece a una red de treinta estaciones a nivel mundial, siendo la de Ushuaia la única en Latinoamérica.
Desde la VAG se van monitoreando las proyecciones de los satélites, cuyos datos son públicos, pero, además, desde 1994 entre otras cosas miden la capa de ozono.
Emiliano se refirió a una alerta emitida en relación con el estado de la capa de ozono, a partir de los datos que obtuvieron en la estación este mismo lunes.
El método se denomina ozono sondeo, y consiste en el lanzamiento de un globo inflado con helio, con una caja de telgopor preparada para soportar temperaturas de -80º en la atmósfera y vientos de 250 a 300 km/h.
La caja contiene una pequeña bomba que va tomando aire mientras va ascendiendo, usualmente hasta los 35 km. El aire pasa por una pila química de cloro y yodo, el ozono reacciona y se le anexa una interface para cuantificar el que pudo detectarse.
Eso se adosa a una estación meteorológica automática, una radio sonda que lo lee a través de ondas de radio para obtener los datos.
La VAG de Ushuaia recibió desde 2008 financiamiento de España, que a su vez sostenía también la actividad científica de la base Belgrano II, en Antártida. Desde 2011, es el Servicio Meteorológico y el Gobierno de la provincia quienes suministran el material para los ozono sondeos, y el helio para inflar el globo.
“Hoy se hizo un sondeo y arrojó datos de que estamos en el agujero de ozono” afirmó Petruzzi, quien aprovechó para aclarar que no se trata de un agujero literalmente, “sino un adelgazamiento, nunca puede llegar a ser un agujero”. Los valores mínimos rondan las 200 unidades Dobson, lo que permite afirmar “estar debajo” del agujero de ozono.
Otro tipo de medición, datos que arroja un espectro fotómetro, midió parecido a los satélites, que arrojaban 215 UD, aproximadamente. Dependiendo de la época del año, lo normal sería para estos días 260 UD.
La consecuencia directa es que, sencillamente, “pasa más radiación ultravioleta, que es la más dañina para nosotros. La capa de ozono es nuestra protección natural contra estos rayos, al tener menos de este gas, hace que penetre más la radiación a nosotros y a todos los seres vivos” explicó el científico.
Las mediciones se realizan por lo general los miércoles a las 9 de la mañana. En esta época de primavera, se promueve una operación coordinada con las bases Belgrano II y Marambio, en el continente antártico, dado que es allí donde se forma el llamado agujero de ozono.
Otras mediciones que se realizan en la estación VAG las llama Petruzzi “medición base de la atmósfera”, beneficiado por el lugar, una zona muy prístina con vientos predominantes del sector Sudoeste: “Todo el aire que recibimos es limpio, no hay ninguna ciudad que contamine directamente a ese aire” describió.
Esas mediciones involucran gases reactivos, gases efecto invernadero, radiación solar ultravioleta, capa de ozono, aerosoles, y micro plásticos en el aire.
Respecto de esto último, Emiliano Petruzz reveló que responde a un proyecto nuevo en desarrollo: “Tiene un año recién, ya mandamos los datos a la Universidad de Bahía Blanca. Las mediciones son por deposición. Son frascos con dos tubitos orientados a los ocho puntos cardinales”.
El mecanismo consiste en el aire que ingresa y por deposición va cayendo lo que recolecta, “micro plásticos, pequeñas partículas de arena, lo que sea. Después se hace un análisis por compuestos químicos, se va descartando lo que no sirve y se va quedando con el micro plástico”.
En estos días se envió una primera tanda de la estación VAG, con la estimación de mucho componente proveniente de la ciudad. Por eso se estableció otra medición en isla Redonda, de manera de tener una comparación. Lo mismo se replicó en la base Carlini, en Antártida, en donde se constató mucho micro plástico en el mar.
(Ph: Hipertextual)