La jueza y este año presidenta del Superior Tribunal de Justicia de la provincia, María del Carmen Battaini, es la magistrada que más ha permanecido en el cargo dentro del máximo órgano judicial de Tierra del Fuego.
Battaini lleva 22 años consecutivos siendo jueza del STJ desde su selección por el Consejo de la Magistratura realizada el 18 de diciembre de 2002.
No es poco en un tribunal que se ha caracterizado por su volatilidad institucional.
Desde su primera conformación en 1993, pero más específicamente desde la entrada en funcionamiento de la Justicia al año siguiente, transcurrieron ya 30 años y algunos meses.
En ese lapso, el Superior Tribunal tuvo veintiún conformaciones diferentes. Esto significa que el organismo varió su constitución, en promedio, una vez cada diecisiete meses y algunos días. Para decirlo más sencillo, una vez cada menos de un año y medio.
No hacer falta abundar demasiado en las consecuencias de tantos cambios: la zigzagueante jurisprudencia en temas espinosos, la ausencia de una política judicial clara, la falta de estabilidad institucional.
En el medio quedaron los escándalos históricos que protagonizó el organismo en apenas tres décadas. Desde la jubilación anticipada de sus miembros durante la gestión del ex gobernador Carlos Manfredotti, hasta su acefalía total, las dimisiones forzadas como la del ex juez Ricardo Klass y Mario Robbio, y su más reciente ampliación de tres a cinco miembros en plena pandemia de coronavirus, hecha en tiempo récord mientras la gente se moría en clínicas y hospitales.
Está dicho que las cosas son cuando se nombran. No es lo mismo decir que el Superior Tribunal tuvo veintiún conformaciones diferentes, a repasar la lista de apellidos. Miren.
-Gnecco, Cortelezzi, Carranza
-Gnecco, Carranza
-Gnecco, Carranza, González Godoy
-Carranza, González Godoy
-Carranza, González Godoy, Hutchinson
-Carranza, Hutchinson
-Carranza, Hutchinson, Andino
-Carranza, Andino
-Carranza, Andino, Salomón
-Andino, Salomón
-Salomón
-Ninguno
-Tabarez Guerrero, De la Torre
-Robbio, Klass
-Robbio, Klass, Battaini
-Robbio, Battaini
-Robbio, Battaini, Sagastume
-Battaini, Sagastume
-Battaini, Sagastume, Muchnik
-Battaini, Sagastume, Muchnik, Loffler
-Battaini, Sagastume, Muchnik, Loffler, Cristiano
Testigo
Battaini fue la primera jueza mujer del Superior Tribunal, y se sumó a la Justicia en medio de un período cargado de inestabilidad. Ella integró la decimoquinta conformación del organismo en ocho años, y completó un tribunal que había estado dos años y ocho meses sin poder contar con la totalidad de los jueces.
Sus primeros compañeros de STJ fueron Mario Robbio y Ricardo Klass, ambos eyectados unos años después por diferentes motivos. Klass, ex abogado de Carlos Menem, renunció al quedarse sin apoyo político luego de jugar abiertamente en favor del ex gobernador Jorge Colazo durante su proceso de destitución en 2005. Robbio se fue poco después, cuando su pasado como marino y ex funcionario de la última dictadura militar se volvió incompatible con el ejercicio de sus funciones.
Claro que Battaini, una mujer de amplia carrera judicial y ex secretaria de la Suprema Corte, también había llegado a la provincia de la mano de sus contactos con Norma López, la ex pareja de Klass, con quien había compartido un postgrado antes de desembarcar en suelo fueguino.
Desde 2007 Battaini tuvo como nuevo colega de tribunal a Gonzalo Sagastume, otro con muchos años en el cargo que antes fue juez penal de Río Grande. Y desde 2009 se sumó Javier Muchnik, elegido por su contacto con el ex ministro de Gobierno de Fabiana Ríos, Guillermo Aramburu, que era socio en un estudio jurídico de la hermana de Muchnik.
Ese trío, Battaini, Sagastume y Muchnik, fue el que dotó al Superior Tribunal de cierta estabilidad institucional, porque permaneció inalterable hasta 2020 en que prosperó la idea de ampliar el organismo de tres a cinco miembros.
Con Sagastume como vocero (y el silencio complaciente de los otros dos) el proyecto pasó por la Legislatura en plena pandemia y dio lugar a un concurso récord Guinnes para que en dos meses designaran a Ernesto “Nené” Löffler convertido por entonces en el nuevo mandamás de la Justicia.
Loffler fue elegido el 15 de diciembre de 2020 y su poder creciente permitió la elección de la jueza Edith Cristiano para ocupar la quinta banca vacía, en diciembre de 2022.
¿Podrá? ¿Querrá?
Los que les cuentan las costillas a todos recuerdan que siendo Battaini jueza del STJ se designó primero como relatora del organismo y luego como camarista Penal de Ushuaia a su nuera, Paola Caucich.
Otros, más condescendientes, ponderan que durante los períodos en que presidió el Superior Tribunal enarboló un discurso proclive a una mayor participación femenina en los cargos de relevancia judicial.
También impulsó mecanismos de acercamiento del Poder Judicial a la ciudadanía, a través de las DIAT (Dirección Interdisciplinaria de Atención Temprana) y propició un trato respetuoso y continuo con los medios de comunicación.
Con el tiempo fue moldeando un perfil público de jueza moderada y racional, que sin lograr grandes cambios en el funcionamiento de la Justicia al menos la mantuvo en una franja de institucionalidad necesaria.
La favoreció lo que ocurrió después. La llegada de Löffler, en coincidencia con su ostracismo, inauguró una etapa caracterizada por la preponderancia del ego personal por sobre la institución. Las noticias judiciales pasaron a ser los premios, doctorados, viajes y reuniones encabezadas por el miembro del clan aliado entonces con el gobernador Gustavo Melella.
Ojalá eso hubiera sido todo. Lo principal fueron las sentencias escandalosas, como la que garantizó impunidad en casos de corrupción o protegió sindicalistas aliados. O la interferencia en el funcionamiento de unos de los sindicatos judiciales, o los llamados a jueces inferiores en casi cualquier causa que involucrara un interés de su incumbencia.
La ruptura de la alianza gobernante cambió radicalmente el escenario y el ala del Movimiento Popular Fueguino comandada por los Löffler cayó en desgracia. El fallo que frenó las elecciones de convencionales constituyentes, el allanamiento a la Casa de Gobierno y el intento de reclutar voluntades para iniciarle un juicio político a Melella calaron ondo. “Nené” fue desplazado del Consejo de la Magistratura y reemplazado por Battaini en la presidencia del Superior Tribunal.
¿Querrá y podrá la primera jueza mujer de la Corte retomar la conducción real de la Justicia fueguina?
¿Tendrá la voluntad de utilizar su trayectoria para reencausar la imagen de un Poder Judicial devaluado y personalizado?
Si así lo pretende, la tarea no será fácil. El poder de Löffler, aunque disminuido, todavía existe y necesita de cambios trascendentes para que no vuelva a crecer.
La jueza con mayor antigüedad en el cargo, la que más conoce las internas del poder, tiene una nueva oportunidad. Puede fundar las bases para una Justicia más transparente y democrática con, por ejemplo, un sistema de selección de jueces menos arbitrario y ministerios públicos más independientes. O puede ser otro simple interregno entre una etapa y otra de reacomodamiento de los mismos de siempre.
El tiempo lo dirá.