CRISIS DE LA SALUD. Convocan a un “abrazo simbólico” por el deterioro del HRU

Será el jueves 7 a las 17.30, exactamente a un año del incendio que destruyó buena parte del Hospital Regional. Preocupación en el sector de profesionales por los casi nulos avances en las obras de recuperación del HRU, responsabilidad del gobierno provincial.

Daniel Romero es bio ingeniero del Hospital Regional Ushuaia Gobernador Ernesto Campos, e integrante del Sindicato de Profesionales de la Salud de Tierra del Fuego (SIPROSA).

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El lugar de práctica de un bio ingeniero es, dentro del área, la ingeniería clínica, especialidad abocada a los establecimientos de salud, y el rol que Romero desempeña en Ushuaia desde el año 2006.

El pasado 3 de julio, se conmemoró justamente en Argentina el Día del Bio Ingeniero, en coincidencia con los 30 años de la primera camada de graduados en la ciudad de Paraná, provincia de Entre Ríos.

Pero, en realidad, lo que a Daniel Romero lo convocó a los micrófonos del programa Noticia de Tapa Radio, es un tema mucho más angustiante y preocupante. Como integrante del staff de profesionales del HRU, Daniel puso de relieve la crítica situación de infraestructura que sufre el nosocomio a raíz del incendio de hace casi un año, y cuyas obras de recuperación por parte del gobierno de la provincia van a un ritmo exasperantemente lento, y por momentos, brillan por su ausencia.

“En este escenario para nada favorable para la salud pública, decidimos congregarnos en un abrazo simbólico”, informó, y extendió la convocatoria para el día y horario en el que se cumple un año exacto del incendio, este próximo jueves 7 de julio a las 17:30 horas en el estacionamiento de ambulancias del hospital.

Romero invitó a la población en general y a todos los referentes de la salud pública y sectores sindicales, para visibilizar por medio de un abrazo simbólico la problemática que afecta “a nuestro único hospital de salud pública de la ciudad”.

“Para nosotros, como sindicato de profesionales de la salud, es muy triste la situación en la cual tenemos a nuestro efector de segundo nivel que sería el hospital. Lamentablemente pasó ya un año y no tenemos un marco de situación clara para todos los agentes que nos desempeñamos en el sistema de salud pública” definió con tristeza el bio ingeniero con más de una década y media prestando servicio en el HRU.

Con respecto al efectivo funcionamiento actual del Hospital, reflejó que son contados los servicios qué aún prestan atención, inmersos en los problemas de infraestructura. Hizo especial mención al sector de hemodiálisis, de una complejidad mayor con pacientes que necesitan atención crónica y frecuente: “Es un servicio que, lamentablemente, siempre tiene mayor demanda que oferta”.

Rescató el profesional que, cuando se produjo el incendio, lo prioritario fue recuperar instalaciones para poder brindar el servicio de diálisis, “fue en tiempo récord, se decidió pasarlo al hospital modular que había llegado por la situación de COVID, se definió ese lugar, se trasladaron las máquinas, algunas se pudieron recuperar gracias al área de ingeniería clínica. En menos de un mes pusimos en funcionamiento un 80% la capacidad del servicio de hemodiálisis”.

Sin embargo, ese esfuerzo no se vio reflejado en el accionar de las autoridades del gobierno responsables de las obras de recuperación: “Sabíamos que eso era transitorio, un par de meses. Después fue un semestre y hace poco se iniciaron las obras. No entendemos cómo se van dilatando los tiempos con referencia a la necesidad” se preguntó Romero.

Luego explicó que, para poder brindar adecuada atención, existen tres condiciones básicas: el insumo, la infraestructura y el profesional. “Hay una pata, que es la infraestructura, y en algunos casos el insumo, que nos está faltando” denunció.

Entre “pena y bronca” caracterizó el momento que se vive en el sector ante la desidia de los funcionarios. Precisamente en un sector tan vital como la salud, donde, según expresó, “se pide siempre un poco más de prioridad. En el Estado cada integrante hace su labor. Nosotros trabajamos entre la vida y la muerte, lamentablemente, y los tiempos siempre son urgentes. Es algo muy lesivo para el sistema de salud pública cuando se aplican conductas tecnocráticas o burocráticas, como si fuera cualquier otra institución del Estado. Acá se necesita gestión y prioridad, porque está en juego la salud y a veces la vida de los ciudadanos”.