Con balance positivo y convocatoria masiva, Río Grande apuesta a posicionar su tradicional encendido del árbol navideño como un evento de trascendencia nacional, destacando la fuerza de su identidad comunitaria.
La histórica tradición del encendido del árbol de Navidad en Río Grande, que por más de tres décadas inaugura las celebraciones de fin de año, vivió este año un momento excepcional. Con una participación masiva y el espectáculo de Los Palmeras como cierre estelar, el evento consolidó su carácter festivo y cultural. Este éxito impulsa al municipio a proyectar la festividad hacia un nuevo horizonte: alcanzar el reconocimiento como Fiesta Nacional.
Sebastián Bendaña, gerente ejecutivo de la Agencia de Deporte, Cultura y Juventud del municipio, describió en FM Master’s la velada como un éxito rotundo: “Ha superado todas las expectativas que teníamos en cuanto a cómo salió, en cuanto a la cantidad de gente que vino, en cuanto a la cantidad de gente que estuvo compartiendo ese momento de festejo. La capacidad hotelera que tuvo la ciudad también con números récord para Río Grande, en el sector comercial también”.
El evento, que tradicionalmente se lleva a cabo el 8 de diciembre, fue estratégicamente planificado para que abarque un espectro más amplio de actividades culturales y recreativas. Según explicó Bendaña, la gestión liderada por el intendente Martín Perez buscó imprimirle al acto una impronta distintiva que lo consolide como una verdadera fiesta popular: “Hasta cuando llegamos con el intendente Perez a la gestión, se vinculaba el encendido del arbolito de la mano con un show de fuegos artificiales. Los fuegos artificiales luego fueron prohibidos por ordenanza en 2018. El desafío cuando entramos en la gestión fue cómo darle nuestra impronta (…) para hacerlo todavía más popular y para que no sea solamente el encendido, sino que empiece mucho antes”.
La elección de artistas de renombre como Soledad, Los Auténticos Decadentes y Los Palmeras en los últimos años forma parte de un esfuerzo deliberado por consolidar esta festividad como un atractivo turístico y cultural. “Este año hemos trabajado con el Concejo Deliberante para que se denomine a este festejo como fiesta municipal ya instaurada en el calendario”, destacó el funcionario, quien además adelantó que se están llevando adelante gestiones para que el evento escale aún más en importancia.
“Estamos trabajando con una propuesta en el marco de este festejo realmente a largo plazo y cumpliendo también ciertos objetivos. Veremos si con este impulso también a través de la Legislatura con la Fiesta Provincial o a través del Congreso con la Fiesta Nacional, podemos dar el paso que también Río Grande creo que se merece”, señaló Bendaña.
El impacto del evento no se limitó al ámbito cultural, sino que también tuvo repercusiones económicas significativas, con un notable incremento en la ocupación hotelera y el movimiento comercial en la ciudad. Esto confirma la capacidad del encendido del arbolito para convertirse en un motor de desarrollo local, a la vez que fortalece el sentido de identidad comunitaria y posiciona a Río Grande en el mapa turístico nacional.
Con una tradición que se reinventa y una visión que apunta hacia el futuro, la ciudad dio un paso más en su búsqueda por consolidar esta celebración como un emblema provincial y, eventualmente, nacional.