El reconocido actor de Ushuaia reflexionó sobre el valor histórico del edificio que alguna vez albergó el cine San Martín, ahora en estado de abandono.
El actor ushuaiense Mariano Torre evocó momentos de su infancia vinculados al antiguo cine San Martín, que funcionó durante años en una esquina emblemática de Fadul y San Martín y que hoy yace deshabitado. Con una mirada nostálgica, Torre resaltó la importancia del edificio en la memoria colectiva de la ciudad y alentó a los vecinos a imaginar un proyecto de restauración que devuelva a Ushuaia una parte de su legado cultural.
“A raíz de haberme leído una nota y de haber vuelto a poner el ojo en ese lugar, me doy cuenta que a pesar de ser alguien que mira la cultura, que trabaja con la cultura, que le interesa un desarrollo, sobre todo de mi ciudad, de Ushuaia, sustentable, eficiente, redituable, dejé de mirar ese espacio y ese espacio desapareció de mi vista, a pesar de estar en el centro mismo del centro de Ushuaia”, expresó el actor en FM Master’s.
Destacó que su labor creativa lo mantiene ligado a la cultura y al desarrollo local, aunque reconoció haber perdido la conexión con este espacio en particular.
Torre recordó también sus días de infancia en la escuela José Martí, situada en las inmediaciones del antiguo cine, y describió cómo al rememorar aquellos tiempos, “me empezaron a caer como una catarata de todos los recuerdos, de todas las situaciones que yo pasé en ese lugar”. Estos recuerdos, que se materializan en detalles precisos y sensoriales, lo trasladaron a momentos específicos de su adolescencia. “Como actor, mi trabajo todo el tiempo es buscar qué me pasa a mí en el cuerpo. Es un delirio, pero yo volví a tener la sensación de la lengua rasposa y picosa de haberme comido un paquete entero de Sugus confitados cuando iba a ese cine”, compartió.
El antiguo cine San Martín fue un espacio que despertó en Torre su fascinación por el arte y el teatro, especialmente al ver una escena que lo marcó profundamente y lo impulsó a elegir su camino profesional. “En ese cine yo vi, y me quedó para siempre, y es una de las películas por las que yo dije ‘esto quiero yo’. Si bien en mi casa se mamó siempre el arte y el teatro, yo vi ahí el fragmento del cristal encantado donde David Bowie manipula unas esferas de cristal. Las marionetas de esa película las hizo Jim Henson de los Muppets”, contó con emoción.
Según Torre, aquel cine era una ventana a un mundo imaginario y mágico, que contrastaba con el aislamiento geográfico que Ushuaia experimentaba en la década de los ochenta.
El cine representaba la conexión de Ushuaia con el resto del mundo, una relación facilitada hoy en día por la tecnología y las comunicaciones modernas. “Hoy al tener Internet y todo, estar más comunicado, ya no somos el culo del mundo separado del resto del mundo. Pero en ese momento el cine era esa única unión que hacía que la cabeza pudiese viajar más allá de las montañas y del canal Beagle”.
Las palabras del actor denotan la importancia simbólica que el cine San Martín tuvo para los habitantes de Ushuaia, especialmente en una época en la que los medios de conexión eran limitados y la llegada de películas ofrecía una visión diferente de la realidad.
Además de la nostalgia, Torre manifestó autocrítica y responsabilidad personal por haber dejado de lado el estado actual del edificio. “Hago mea culpa de que yo dejé de ver ese lugar, por eso no voy contra nadie, porque si tengo que ir contra alguien, primero tengo que ir contra mí, que durante todos estos años jamás dije ‘che, acá había un cine’. Todo lo que voy a decir no es en contra de nadie”, aclaró.
Torre sugirió que cualquier proyecto de recuperación debería considerar el potencial turístico y cultural de Ushuaia, destacando la necesidad de un enfoque redituable. Para él, la ciudad posee una identidad singular por su proximidad a la Antártida, un recurso natural que ya forma parte de su atractivo intrínseco: “A mí me parece que primero tiene que ser redituable para la ciudad. Somos una ciudad turística donde tenemos una conexión natural en la que no hay que hacer ningún esfuerzo ni linkear nada. Nosotros ya somos la puerta de la Antártida”.
A través de recuerdos y reflexiones, Mariano Torre se sumó así a la iniciativa de pensar en el futuro del histórico edificio y de valorarlo por ser, según expresó, parte del alma de la ciudad.