El investigador Aníbal Lazzaroni criticó la propuesta del Gobierno nacional que busca habilitar a jóvenes de 13 años en adelante para realizar inversiones financieras sin restricciones.
Aníbal Lazzaroni, especialista en investigación criminal y delitos informáticos, manifestó su inquietud ante la reciente iniciativa del Ejecutivo nacional que permitiría a adolescentes desde los 13 años realizar operaciones en los mercados financieros, señalando los posibles riesgos y complicaciones asociados.
Lazzaroni, con un enfoque crítico y reflexivo, consideró por FM Master’s que la iniciativa se implementó sin una adecuada preparación y sin consultar a las partes interesadas, como las asociaciones familiares y los organismos especializados en prevención. En su opinión, esto podría traer más problemas que soluciones, especialmente en un contexto donde la educación financiera aún no está debidamente consolidada.
Según el especialista, la propuesta fue lanzada de manera apresurada, sin tomar en cuenta la necesidad de una base educativa sólida en términos financieros. «Es un dolor de cabeza porque, como todo en este país, empezamos al revés de las situaciones, en vez de empezar por la preparación en la educación financiera, en la que es el ahorro como base del progreso, en preparar a los docentes para que puedan dar educación financiera que no es cualquier cosa», sostuvo Lazzaroni, quien subrayó la importancia de enseñar el valor del ahorro tanto en las escuelas como en el ámbito familiar. Para él, la iniciativa de permitir a los adolescentes invertir carece de una estrategia pedagógica que les otorgue las herramientas necesarias para manejarse en este tipo de mercados.
Uno de los puntos más preocupantes que destacó el experto es la falta de un marco legal adecuado para abordar esta cuestión. Si bien el concepto de «autonomía progresiva» en el derecho argentino otorga a los menores ciertas facultades para tomar decisiones, Advirtió sobre los riesgos asociados a que los adolescentes puedan ser utilizados en actividades delictivas en entornos virtuales. «Dentro del Código Penal argentino hay un montón de situaciones que no están contempladas, como si los chicos pueden ser utilizados para algún tipo de delito a través de una zona virtual», comentó, enfatizando la posibilidad de que los menores caigan en prácticas peligrosas o en plataformas no seguras.
El mercado adolescente parece ser una fuente atractiva para los inversores, algo que el propio Lazzaroni reconoció al señalar que existe una «gran potencialidad» en este grupo etario, especialmente a partir de los 16 años, cuando podrían acceder a pequeñas inversiones.
Sin embargo, insistió en que, antes de tomar una decisión tan significativa, se debería haber preparado a los jóvenes adecuadamente. «Habría que haber preparado a los chicos desde primer año hasta tercer año en Economía Financiera para que tengan la conciencia a partir de cuarto año, para que tengan una prueba en el ahorro y de ahí dejarlos preparados. Pero no directamente liberarlos para que puedan hacer cualquier cosa o cualquier inversión», sugirió el especialista.
Otro aspecto que Lazzaroni no dejó de mencionar es la creciente especulación financiera y el riesgo que ello implica para los adolescentes. Actualmente, muchas personas se vuelcan a las billeteras electrónicas atraídas por la promesa de mayores rendimientos que los ofrecidos por los plazos fijos tradicionales. Es este un terreno peligroso para los menores, quienes podrían verse seducidos por la idea de obtener rápidos beneficios sin comprender los riesgos involucrados. «Hay especulación también. De hecho, hay todo un público que se ha volcado a las billeteras electrónicas porque dan 5% o 6% más que un plazo fijo tradicional en el banco. ¿Cómo haces para que ese menor que ve una especulación de 5 o 6 puntos, que ve las billeteras electrónicas, no entre en sitios que no son seguros?», advirtió.
Finalmente, el experto puso en duda la premura de la medida. Para él, no es una necesidad urgente y, además, carece de un sustento educativo previo que asegure que los adolescentes puedan comprender el funcionamiento del mercado financiero de manera responsable. «No se ve la parte positiva, porque no es algo urgente, no es algo necesario, no está complementado con ninguna medida educativa, que debería ser previa», concluyó, dejando en claro que la educación financiera debe ser el primer paso antes de habilitar a los adolescentes a realizar inversiones.
Aníbal Lazzaroni enfatizó que, sin la formación adecuada, abrir la puerta a inversiones a temprana edad podría generar más problemas de los que se pretende resolver. En su análisis, la medida no solo es apresurada, sino también incompleta, al no contar con un andamiaje legal y educativo que proteja a los menores de los posibles riesgos que conlleva operar en los mercados financieros.
