El investigador principal del CADIC-CONICET Gustavo Lovrich cuestionó la efectividad de la veda de centolla en Tierra del Fuego en abril y mayo, señalando cambios regulatorios y carencias en la gestión de la pesca que podrían comprometer el futuro del recurso.
En una entrevista por FM Master’s, el reconocido biólogo marino Gustavo Lovrich arrojó luz sobre las preocupaciones que rodean a la política de veda de centolla en el litoral marítimo de Tierra del Fuego. Lovrich, con décadas de experiencia en el estudio de la vida marina, expresó sus dudas sobre la sostenibilidad del recurso provincial debido a cambios en las regulaciones de pesca y deficiencias en su implementación.
«La veda que había hace más de 10 años cambió», señaló el científico. «Era en noviembre y diciembre, coincidiendo con el período de apareamiento de las centollas. Esto aseguraba la reposición del recurso, permitiendo que las hembras llevaran huevos y se produjera la renovación de la población. Sin embargo, desde 2014, la veda se ha trasladado a los meses de abril a junio, protegiendo principalmente a los machos durante su período de muda».
La preocupación de Lovrich radica en el impacto que este cambio ha tenido en la población de centollas. «Entre 2014 y 2018, hemos observado una disminución significativa en el número de hembras que llevan huevos», afirmó. «Solo el 30% de las hembras examinadas mostraron signos de reproducción activa, lo que sugiere un deterioro en la capacidad de recuperación de la población».
El biólogo también destacó la falta de datos científicos actualizados sobre el estado de la población de centollas y la escasa regulación en la cadena de comercialización del producto. «El administrador del recurso ha propuesto realizar relevamientos dos veces al año para monitorear la población, pero hasta el momento, la información disponible es limitada», explicó al respecto. «Además, existe una falta de regulaciones claras en la cadena de comercialización. Desde la captura hasta la venta en restaurantes, no hay estándares definidos sobre cómo manejar y exhibir las centollas, ni sobre la calidad del agua en las peceras donde se mantienen».
Sobre este último punto, consignó una preocupación adicional: la posibilidad de que las centollas capturadas antes de la veda se mantengan en peceras de restaurantes durante meses sin que se detecten cambios en su calidad. «Las centollas pueden mantenerse sin alimentar durante dos meses sin perder peso ni calidad de carne», reveló. «No sabemos cuándo fueron capturadas ni cuánto tiempo llevan en las peceras. Esto plantea interrogantes sobre la ética y la gestión de la pesca».
En conclusión, Gustavo Lovrich hizo un llamado urgente a una mayor transparencia y regulación en la gestión de la pesca de centolla en Tierra del Fuego. «Es fundamental recopilar datos actualizados sobre el estado de la población y establecer normativas claras en la cadena de comercialización», enfatizó. «Solo así podremos garantizar la sostenibilidad del recurso y proteger el ecosistema marino de la región».