Mientras millones de habitantes del otrora “Granero del mundo” sufren hambre, trabajos con insuficientes ingresos personales, jubilados estafados en cuanto al resultado de sus aportes, frecuentes actos de violencia, etcétera, ciertos políticos están enredados entre sí y alejados de la gente como si existieran dos anómalos mundos paralelos.
“Chiste verbal o retruécano: un cantante, Edmundo de nombre, y tan famoso por su gordura como por su voz, tuvo que sufrir que se empleara el título de una obra teatral, inspirada en una conocidísima novela (Le Tour du monde en quatre-vingts jours. 1872) de Julio Verne, como alusión a su poco elegante físico. La frase El viaje alrededor de Edmundo en ochenta días se hizo pronto popular”. (El chiste y su relación con el inconsciente. Biblioteca Nueva. Tercera edición. Tomo I. Página 1070. Madrid, España. 1973). * Sigmund Freud
Mientras millones de habitantes del otrora “Granero del mundo” sufren hambre, trabajos con insuficientes ingresos personales, jubilados estafados en cuanto al resultado de sus aportes, frecuentes actos de violencia, etcétera, ciertos políticos están enredados entre sí y alejados de la gente como si existieran dos anómalos mundos paralelos.
SENDEROS QUE SE BIFURCAN
A veces, el humor inteligente nos aleja de tanto insulto y palabras vacías de contenido, por lo que es siempre oportuno releer algunas de sus memorables páginas.
En tal sentido vale la pena recordar que, por lo menos en la Florencia de fines del Siglo XIX, con frecuencia fue conveniente difundir ideas y opiniones con cierta prudencia, como lo supo muy bien el célebre escritor y periodista Carlo Lorenzo Filippo Giovanni Lorenzini (Carlo Collodi), (1826-1890). (Nació en el Gran Ducado de Toscana y falleció en el Reino de Italia, aunque en ambos casos fue en la misma ciudad: Florencia; casi como una humorada política).
MONUMENTO LITERARIO
Es imperdible lo relatado en 1881 en cuanto a Pinocho y lo que le sucedió en Cazachitrulos (ingenuos) cuando lo estafaron unos delincuentes: “Desesperado, volvió corriendo a la ciudad y fue directamente a los tribunales para denunciar ante el juez a los sinvergüenzas que le habían robado.
El juez era un enorme mono de la raza de los gorilas. Un viejo mono respetable por su larga edad, por su barba blanca, y especialmente por sus lentes de oro, sin cristales, que tenía que usar en forma permanente por una enfermedad de la vista que padecía desde hacía muchos años.
Pinocho contó con pelos y señales el fraude del que había sido víctima. Dijo los nombres, apellidos y señas particulares de los tramposos, y terminó pidiendo justicia.
El juez lo escuchó con gran benevolencia. Cuando el muñeco no tuvo nada más que decir, el juez alargó el brazo e hizo sonar una campanilla.
Ante ese llamado se presentaron dos mastines vestidos de gendarmes.
El juez les dijo, señalando a Pinocho:
-A este pobre diablo le robaron cuatro monedas de oro. Deténgalo y métanlo en la cárcel.
Al oír la sentencia el muñeco se quedó con la boca abierta. Quiso protestar, pero para no andar perdiendo tiempo los gendarmes le taparon la boca y se lo llevaron al calabozo.
Y allí estuvo durante cuatro meses. Cuatro larguísimos meses”. (Las aventuras de Pinocho. Editorial Colihue. Páginas 84,85 y 86. Buenos Aires, Argentina. Julio de 1999).
Las peripecias del joven muñeco de madera humanizado fueron muchas, en donde en cada una se identifican estampas de la época y la línea conductora del relato: la verdad como premisa fundamental.
MENTIROSOS
Seguramente a muchos candidatos partidarios y varios circunstanciales empleados públicos jerárquicos, con relativamente altos sueldos y jubilaciones de privilegio, les resulte oportuno taparse la boca y la nariz antes de cada mentira expresada con solemnidad, como cuando juraron respetar los períodos legales sin quedarse un día de más o irse antes cumplieron el período establecido.
ADEMÁS
En 1876, Collodi el genio literario y gran actividad política publicó su obra con sentido irónico sobre la unificación de su país: “Minuzzolo e Il viaggio per l’Italia di Giannettino”, inspirado en “Giannetto” (Juanito) del escritor pedagogo y responsable de la “Oficina de Revisión de Libros e Impresos”, (1844-1846), Alessandro Luigi Parravicini (1797-1880).
Algunos de sus trabajos con humor político fueron: “Macchiette” (1880), “Occhi e nasi” (1881) y “Storie allegre”(1887).
Además cuando trabajó en el periódico satírico Lampione, en 1849 fue clausurado por el Gran Duque de Toscana desde 1849 hasta 1860.
RECORDANDO
Luego de un largo proceso de consolidación nacional o unificación, en 1861 se constituyó el Reino de Italia hasta 1946 pues en ese año triunfó la afirmativa (54,3%) en un histórico referéndum, donde votaron por primera vez las mujeres, aprobándose la República como su democrática y tan interesantemente debatida Constitución.
Los que opinaban distinto no incendiaron edificios públicos ni arrojaron toneladas de piedras.
Desde ese mismo año el militar y político Juan Domingo Perón fue vice presidente de la nefasta Dictadura que asoló Argentina.
Cuando gobernó democráticamente logró impulsar con éxito su proyecto iniciado en 1945 con respecto al voto femenino. Fue la primera vez que se empleó el voto directo instituido por la Constitución de 1949.
A nivel nacional las mujeres votaron a partir de 1951, por la Ley N° 13.010 aprobada por el Congreso en 1947.
Desde 1928 en la Provincia de San Juan, ejerciendo la autonomía constitucional, las mujeres tuvieron derechos políticos; en 1934 Emar Acosta asumió como legisladora en la Cámara de Representantes provincial.
En el Siglo XXI tengamos siempre presente a Pinocho; nos hará muy bien.
NOTA
Alejandro Rojo Vivot es el autor del Prólogo del libro “Los jóvenes tienen la palabra. Aprender a participar”, de Beatriz A. Tobin y Stella M. Bobato. Fundación GEB, Bariloche. 2010.