El coordinador regional de sanidad animal del SENASA, proporcionó información detallada sobre el contagio de influenza aviar en lobos marinos en la costa Norte de Río Grande. Brindó recomendaciones para evitar posibles riesgos.
Germán Rezanowicz, coordinador regional de sanidad animal del Centro Regional de la Patagonia Sur del SENASA, compartió una perspectiva técnica sobre la reciente aparición de lobos marinos muertos en la costa Norte de Río Grande. Se ha confirmado que estos fallecimientos fueron causados por contagio de influenza aviar, un fenómeno poco común en esta especie.
Rezanowicz explicó el origen del contagio: “Esto es un contagio que en algún momento se dio, entendemos nosotros, por consumo de aves enfermas, muertas o convalecientes. En el caso de los lobos marinos, este fue el consumo que generó la enfermedad y posterior muerte”.
El experto detalló cómo los lobos marinos, siendo mamíferos marinos carnívoros, se contagiaron a través del consumo de aves enfermas, a pesar de que las aves no son su huésped habitual de influenza aviar: “Los lobos marinos son mamíferos marinos que consumen carne, y a la expectativa de lo que puedan consumir, pueden ser aves, peces o alguna otra especie. En este caso entendemos que fueron aves, porque se contagiaron siendo que no es el huésped habitual de influenza aviar. Lo lógico hubiese sido que encontremos aves enfermas, sin embargo, no fue lo que ocurrió, lo que ocurrió fueron los despojos de estos pobres animales que entendemos que por consumo se contagiaron”.
El coordinador elogió la respuesta de las autoridades locales al cerrar la playa, evitando posibles riesgos de contagio para la población: “Con buen tino el gobierno de la provincia de Tierra del Fuego, no sé si depende de provincia o de municipio, cerró la playa. Primero porque cuando uno encuentra un animal enfermo, nunca quiere que la población en general se enferme, ante todo eso. Después, vamos a hacer de cuenta que no haya posibilidades de contagio, porque las posibilidades son realmente menores, pero si la población en general anda caminando por lugares donde se encuentran animales muertos, pueden, junto con la ropa o con los zapatos, transmitir esta enfermedad, entonces habría un problema sanitario que es lo que se trata de evitar”.
Resaltó que los lobos marinos fallecidos no representan un riesgo significativo para la población, ya que no son la especie original de la enfermedad y el virus no ha mutado: “Estos lobos marinos que se han vehiculizado como animales enfermos, entendemos que no hay posibilidades de contagio, porque no es la especie original de la enfermedad. Para que el lobo marino pudiese ser vehículo de la enfermedad, primero debería estar vivo y segundo que el virus debería debió haber mutado, cosa que no tenemos evidencia de lo segundo y los lobos están efectivamente muertos. Las posibilidades de contagio para la población en general, diría que son escasas”.
Rezanowicz instó a la población a tomar precauciones y a notificar a las autoridades sobre cualquier hallazgo de animales enfermos o muertos: “Tiene que tener cuidado la gente, que no caminen ni paseen por los lugares donde puede haber animales muertos, porque pueden vehiculizar la enfermedad con su ropa. Si llegan a llevar estas partículas virales activas a un lugar donde se encuentra un gallinero, automáticamente esas aves se van a contagiar, que sería el hospedador lógico”.
Para concluir, Germán Rezanowicz aclaró que las posibilidades de mutación del virus son bajas en este caso y enfatizó que se han tomado medidas para evitar la dispersión de virus: “Por lo que se vio en la playa, está todo muerto, los animales están enterrados y no generaron dispersión de virus, en este caso”.
La recomendación final del experto es evitar acercarse a animales muertos y notificar a las autoridades para una evaluación adecuada: “La recomendación es no acercarse y dar aviso a las autoridades para que nosotros podamos determinar fehacientemente que estén enfermas de influenza aviar y no sea alguna otra cosa”, subrayó enfatizando la importancia de colaborar para mantener la salud de la fauna y prevenir posibles riesgos de contagio.