Se trata de especies nativas de la Patagonia, tanto argentina como chilena, que poseen propiedades beneficiosas para la salud y que podrían brindar un nuevo sustento económico a los productores locales.
El maqui (Aristotelia chilensis), la murta (Ugni molinae) y el calafate (Berberis microphylla) son un grupo de superalimentos que se caracterizan por ser un suplemento de vitamina C y E, y por sus propiedades antioxidantes, antiinflamatorias, antifúngicas y antibacterianos entre otras.
Maqui
Es una pequeña baya de color violeta intenso que sólo se encuentra en Chile y en la zona cordillerana al sur de nuestro país. Por la alta demanda del fruto, el INTA Bariloche trabaja en su conservación y su domesticación para garantizar la producción sostenible.
“En Chile, el aumento en la cosecha de maqui de poblaciones naturales está provocando pérdida de plantas y zonas de bosque donde ya no se encuentran plantas con frutos. Por eso, teniendo en cuenta que cada vez hay más demanda, desde el INTA nos queremos anticipar a ese escenario y preservar este recurso natural de nuestros bosques patagónicos”, señaló Cecilia Roldán, investigadora del INTA Bariloche –Río Negro–. (https://intainforma.inta.gob.ar/maqui-el-super-berry-que-el-inta-busca-cultivar/)
En la Argentina el maqui no es tan popular y es escasa la oferta de productos elaborados en base a este fruto. Por el contrario, en Chile se utiliza para preparar zumos, dulces, bebidas, deshidratados y hasta productos de cosmética y belleza y desde el año 2015 aumentó la exportación hacia países como Japón, Corea del Sur, Italia, Estados Unidos, Alemania, Australia y Dinamarca.
Murta
La murta es una fruta más aromática, similar a una hierba, que se encuentra un poco más al norte, principalmente en el lado chileno de los Andes. De la misma familia botánica que la guayaba, en realidad se parece más en tamaño y color a un arándano.
Se vende como fruta fresca en Australia y Nueva Zelanda, y es un botánico clave (junto con el maqui) en el licor patagónico similar a la bebida espirituosa Trakal, que está disponible en EE. UU. y Canadá.
Calafate
Se lo considera un símbolo de la Patagonia Argentina, en especial en la ciudad de El Calafate y también en la Patagonia Chilena tiene especial presencia, por ejemplo en Punta Arenas el himno de la ciudad dice que «el que come calafate ha de volver».
Se recolecta en verano para consumirlo fresco, elaborar mermeladas o jaleas. Una versión de un mito Selk’nam habla del calafate, contando que quien saborea el fruto de esta planta siempre vuelve a donde lo comió.
Julio Cabana, técnico del INTA Calafate en Santa Cruz, explica que «mediante la introducción al cultivo del fruto del calafate, se contribuye a la conservación de los recursos vegetales de la Patagonia, y se pueden generar posteriormente nuevas opciones productivas sustentables que diversifiquen la actividad agropecuaria«.
Según Cabana «la alta demanda de este producto ancestral, tanto para productos regionales como para usos medicinales, origina la domesticación de esta planta silvestre para incentivar su cultivo«. (https://www.diarioandino.com.ar/noticias/2015/11/18/187403-el-calafate-de-fruto-ancestral-a-superberrie)
Incluso sabiendo de todas estas propiedades, sus beneficios y sus posibilidades de exportación. Sigue habiendo poco interés en comercializar las bayas endémicas de Patagonia, incluso sabiendo que hoy Chile es el mayor exportador de frutas del hemisferio sur nuestro país pareciera no poner alerta en eso.
Una de las grandes incógnitas a resolver ¿Queremos desarrollar nuestras propias frutas y ofrecerlas al mundo, o queremos producir en nuestras tierras para el resto del mundo lo que otras personas están queriendo consumir?
